Brasilia, Brasil (EFE/Eduardo Davis).- El presidente brasileño, Michel Temer, perdió este martes parte de su fuerza política cuando por primera vez desde sus propias filas se le sugirió la renuncia, que los sindicatos van a exigirle este miércoles en las calles de Brasilia.
Por primera vez desde que estalló un escándalo que lo ha dejado como sospechoso de prácticas corruptas y bajo una investigación en la Corte Suprema, Temer escuchó a un senador de su propio partido sugerir que debe hacerse a un costado.
"No diría que soy a favor de una renuncia", pero es "necesario hallar una salida" a la crisis y "la que interesaría más hoy sería una elección en el Congreso" para designar un "nuevo presidente" lo "más rápidamente posible", dijo Renán Calheiros, jefe el grupo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en el Senado.
Nadie en esa formación, que lidera el propio gobernante, se había pronunciado hasta ahora en una forma tan contundente, lo que sugiere que las grietas crecen entre los propios aliados de Temer.
Como antesala de esa gran protesta, una organización no gubernamental plantó frente a la sede del Parlamento cientos de máscaras sin rostro, la mayoría pintadas de rojo, por la "vergüenza" que siente el país de su clase política.
Según dijo Calheiros a Radio Gaúcha, sería "fundamental que el presidente comprenda su papel en la historia, converse y se disponga a facilitar el proceso de la forma más viable".
El senador argumentó que la crisis en que se ha sumergido Brasil "es muy seria y evoluciona rápidamente", por lo que es necesario "construir una salida rápida para poder alcanzar las objetivos permanentes de Brasil".
Apuntó que "no hay cómo administrar este escenario", pues "las cosas están muy difíciles y más tarde o más temprano se llegará a un final", en alusión a una posible caída de Temer por las acusaciones que pesan en su contra ante la Corte Suprema.
Las sospechas surgieron de un acuerdo de cooperación judicial pactado por la empresa JBS, cuyos propietarios confesaron que sobornan al actual gobernante a cambio de "favores políticos" desde 2010 y entregaron un explosivo y comprometedor audio.
La grabación fue hecha por Joesley Batista, uno de los socios de JBS, quien en una conversación con Temer relata diversas maniobras ilegales en favor de su empresa ante el silencio y lo que por momentos parece sugerir hasta la anuencia del gobernante.
Temer ha descalificado todas las acusaciones y ha dicho, en dos mensajes dirigidos al país desde el pasado jueves, que no renunciará al cargo que ocupa desde mayo de 2016, cuando comenzó el proceso que acabó con la destitución de la exmandataria Dilma Rousseff.
En caso de una dimisión de Temer, la Constitución prevé que, por haberse completado ya la mitad del mandato de cuatro años que empezó Rousseff, el Parlamento debería ser convocado para elegir en forma indirecta a quien gobernaría el país hasta el 1 de enero de 2019, cuando vence el actual período.
Como si no bastase con sus propios problemas, Temer debió atender hoy otro frente de conflicto causado por la detención de uno de sus asesores, Tadeu Filippelli, implicado en la negocios turbios con la construcción del estadio de fútbol de Brasilia.
El presidente destituyó al asesor de una forma casi sumaria, aunque aún así el caso de Filippelli sirvió a sus detractores para aumentar sus críticas.
En medio de ese clima adverso, los sindicatos reforzaron hoy la convocatoria para una gran manifestación este miércoles en Brasilia, que inicialmente sólo era contra las reformas que impulsa el Gobierno y ahora se amplía con la consigna "Fuera Temer".
El propósito "es reforzar la lucha por la salida de Michel Temer, por elecciones generales y directas", sostuvo un comunicado de la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor organización obrera del país y vinculada al opositor Partido de los Trabajadores (PT).
Lo que ha sido calificado como "ocupación de Brasilia" pretende movilizar a 100.000 trabajadores, con réplicas en las principales ciudades del país.
Como antesala de esa gran protesta, una organización no gubernamental plantó frente a la sede del Parlamento cientos de máscaras sin rostro, la mayoría pintadas de rojo, por la "vergüenza" que siente el país de su clase política. EFE