SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Sus trabajos de investigación se publicaron en los principales centros de Europa, descollo en la hematología y en el análisis de la sangre. Es posiblemente el médico dominicano con mayor prestigio en el extranjero en la historia de nuestra medicina.

Nació en Santo Domingo en el 1877, y se graduó como Licenciado en Medicina y Cirugía en el Instituto Profesional en el 1900. Fue Médico en el Hospital Militar de Santo Domingo y posteriormente se incorporó al Juro Médico.

En 1905 se traslado a San Pedro de Macorís, en donde ejerció diversas funciones con gran prestigio en la región. Fue regidor del Ayuntamiento, diputado por San Pedro de Macorís, y miembro del colegio electoral de la Provincia.

En 1907 se marcha a París en donde recibe su título del Instituto Pasteur. Pese a las ofertas de quedarse en Francia, decide en 1910 regresar a Santo Domingo e inaugura el Primer Laboratorio de Microbiología del país.

También participo en el Primer Congreso Médico Dominicano realizado en San Pedro de Macorís en el 1911. Por razones no del todo claras, su laboratorio fue cerrado por el Ayuntamiento, por “la peligrosidad de los bichos que se guardaban alli”.

Esto provocó un tremendo disgusto en el Dr. Betances, que regresa a París, en donde inicia una brillante carrera que lo llevo a ser jefe del Laboratorio del Hospital San Luis, jefe del Laboratorio del Hospital Necker, jefe del Laboratorio de Bacteriología de la Facultad de Medicina; todos en París, Francia.

En 1918 recibió su doctorado en Ciencias en la Universidad de la Sorbona. Su tesis sobre “La Granulacion Azurofila” constituye uno de los textos esenciales en la llamada Hematologia Biologica.

Cultivó una real admiracion en Europa, en donde sus publicaciones y catedras eran reconocidas por su brillantez y su depurado estilo al escribir.

Era un personaje de tal relevancia, que en las actas de la Asociación Medica Dominicana de principios de 1927, se dedican varias reuniones a la planificacion de su funeral

Sus 37 memorias y comunicaciones abarcaron temas como las plaquetas, las células primitivas de la sangre, sobre la morfología de las células de la sangre, sobre los linfocitos y granulocitos en el proceso de regeneración de los tejidos.

También presentó investigaciones sobre la sífilis ante la Sociedad Francesa de Biología. Este tema era de particular importancia en la época, y sus trabajos contribuyeron a desarrollar técnicas precisas de diagnóstico de la enfermedad mediante las investigaciones de laboratorio.

En  1926, poco antes de su fallecimiento fue nombrado Catedrático de la Universidad de Santo Domingo, pero falleció en ese mismo año y no pudo asumir ese cargo.

A la hora de su muerte estaba preparando una obra monumental llamada “hematología Biológica”, del que solo pudo presentar uno de sus tomos.

En todo el tiempo que vivió en Francia, fue cónsul de la República Dominicana, y pese a las sugerencias de que se hiciera ciudadano Francés, nunca renuncio a ser Dominicano, que siempre fue para el un orgullo.

Al conocerse en el país la noticia de su muerte en diciembre del 1926, todo el país se sintió desconsolado, ya que la trayectoria brillante del Dr. Betances era bien conocida.

Era un personaje de tal relevancia, que en las actas de la Asociación Medica Dominicana de principios de 1927, se dedican varias reuniones a la planificacion de su funeral.

Al llegar su féretro fue velado en la Biblioteca Municipal y luego trasladado a la Iglesia de Regina Angelorum. Al pasar frente a la Universidad, situada entonces en el inicio de la Calle el Conde, el rector de la Universidad, pronunció unas palabras a nombre del claustro universitario, y en el cementerio, las palabras del Dr. Luis Eduardo Aybar despidieron a este brillante medico, ciudadano y cientifico dominicano.