SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En 1941, este médico y escritor, se encontraba en la cárcel. Preso por el régimen de Trujillo, tras publicar Cartas a Evelina, no soporta la humillación e intenta quitarse la vida, y en un gesto sin precedentes, que solo explica su trayectoria como intelectual y cirujano en nuestro país, Trujillo le excarcela y no le pide nada a cambio.
El Dr. Moscoso Puello nació en Santo Domingo en marzo del 1885, y se graduó en 1910 del Instituto Profesional, con su tesis “La Karioclasmetosis linfática y su importancia en la biología normal y patológica”. Una tesis desarrollada e investigada en nuestro país, que le mereció un ‘Sobresaliente’.
Fue un ávido lector, y un genial autodidacta. No quiso viajar al extranjero para realizar estudios adicionales, y cuando fue, años más tarde a Paris, decía que había ido de paseo.
Luego de graduarse se traslada a San Pedro de Macorís, en busca de mejoría económica y ejerce con éxito como Director del Hospital San Antonio. En 1911 es Presidente del Comité Organizador del Primer Congreso Médico Dominicano. Introduce en el país los Rayos X, y realiza las primeras raquianestesias
En esa época se dedica brevemente al negocio de la caña de azúcar, pero no le va bien.
Por dificultades con el Dr. Carl T. Georg abandona el Hospital San Antonio y funda su Clínica, en la que realiza Apendicectomias e histerectomias con anestesia local, y hace importantes estudios radiográficos.
Su formación y su carácter chocaban con otros colegas, ya que se oponía a algunos cambios de una forma radical
De vuelta a Santo Domingo, es nombrado Director del Hospital Internacional. Es en estos años cuando luego de salir de la cárcel Trujillo lo nombra director del Padre Billini, en donde realiza una de las páginas doradas de la Medicina Dominicana, ya que imprimió a ese hospital un dinamismo inusitado y una enorme calidad en la atención médica. A los estudiantes que acudían al Hospital les enseñaba a diagnosticar a base de examen físico e historia clínica.
Su formación y su carácter chocaban con otros colegas, ya que se oponía a algunos cambios de una forma radical.
El Dr. Zaglul lo recuerda caminando por los pasillos del Hospital musitando frases que no se entendían bien. La muerte de su esposa le hace algo introvertido, de acuerdo al Dr. Zaglul, por lo que le sugieren que se retire, pero el fiel a su carácter permanece en su puesto hasta su muerte en 1959 tras una corta enfermedad.
Fue un ilustre Profesor en la Universidad de Santo Domingo, en donde impartía Fisiología, Anatomía Topográfica y Patología Quirúrgica. Publicó múltiples artículos en revistas dominicanas y extranjeras, ofreció conferencias y fue un investigador acucioso.
Ha sido además uno de los pocos médicos escritores, atendiendo a su gran pasión por la literatura, y fue destacado novelista.
Sus obras más importantes son Cañas y Bueyes, en que relata las condiciones en que se desenvolvía el negocio de la caña y de la industria azucarera en San Pedro de Macorís; Cartas a Evelina, que reúne una serie de artículos y comentarios sobre la Sociedad Dominicana del primer tercio del siglo XX, contenía criticas al régimen de Trujillo; Navarijo, novela de corte intimista y su monumental “Apuntes para la Historia de la Medicina de la Isla de Santo Domingo”, que dejo inédita y fue terminada por los doctores Manuel Mañón y Vetilio Alfau y publicada por la Universidad Central del Este en el 1985. Este es un texto de referencia en nuestra historia médica, y lo agradecemos a la dedicación de este maestro meritísimo, escritor, autodidacta y gran médico.