Santo Domingo, República Dominicana. – Cuando Margarita se subió en esa yipeta amarilla al cierre de la campaña leonelista y le pegó a su marido un beso más forzado que un matrimonio obligado, fue solo para revalidar que los que estaban “cogíos” eran ellos, consumando Leonel anoche su suicidio político al argumentar que los 26.690 votos que le frustraron el triunfo habían sido producto de algún bicho electrónico.
Y es que el pataleo no empezó ayer, empezó hace días; cuando Fernández le suplicó a la Junta en repetidas ocasiones elevar el recuento manual a un 50% de los votos electrónicos, o cuando sus vasallos se encargaron de divulgar, en cuanto medio fuera posible, el cuento irresponsable del desgraciado algoritmo.
Al otro lado del mal, el exministro de Obras Públicas y Comunicaciones Gonzalo Castillo Terrero, a quien ya podemos catalogar como candidato presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana, cuenta con una prolongada experiencia empresarial que le ha facultado para mercadearse como la "sangre nueva" del bando morado, mas cuya exigua trayectoria diplomática perpetúa la incertidumbre de la nación quisqueyana.
"Pocos se imaginaron que Castillo sería el alfil escogido por el danilismo para enfrentar en primarias a un monstruo político de la talla Leonel Fernández, hasta aquel 8 de septiembre en que el viejo Temo desatara formalmente la "Gonzalomanía"
Con el actual presidente Medina maniatado ante la imposibilidad de optar por un tercer mandato constitucional y con fichas como Domínguez Brito, Andrés Navarro, Pared Pérez y Radhamés Segura barajándose el puesto, pocos se imaginaron que Castillo sería el alfil escogido por el danilismo para enfrentar en primarias a un monstruo político de la talla Leonel Fernández, hasta aquel 8 de septiembre en que el viejo Temo desatara formalmente la "Gonzalomanía".
“Cuando el alcalde de San Cristóbal me llamó “Gonzalo Medina”, Rubén Bichara me dijo: ‘oye, se equivocó Nelson Guillén’, y yo le dije, ‘no se equivocó’, porque decir Gonzalo es lo mismo que decir Danilo Medina”, había reconocido el mismo Castillo en un podio en la provincia sureña, donde también cursó la secundaria del Politécnico Loyola, graduándose de perito en electrónica industrial.
Y es que la retórica del "delfín", que además de animal podría clasificarse dentro de las alguna especie de vívere, se limita a la de "ser el único capaz de garantizar al pueblo la continuidad del mejor gobierno que haya tenido la República Dominicana" (el de Danilo Medina).
Con una inversión publicitaria de 269.6 millones de pesos, que según datos de la Junta Central Electoral sumó más que el resto de los candidatos a las primarias en conjunto, el cotilleo popular pasó de "¿Quién es Gonzalo Castillo?" a "Gonzalo" en menos de un mes.
Nacido un 20 de noviembre del sesenta en Barahona, Gonzalo es el segundo de cinco hermanos; tres hembras y dos varones, fruto del matrimonio entre un barbero banilejo y una ama de casa pedernalense.
Nativo del sur, con porvenir del norte, Gonzalo cuenta que de su padre heredó "el arrojo de ser independiente y dedicarse a la libre empresa", por lo que con 23 años fundó la suya propia dedicada a la venta de equipos tecnológicos y en 1992 entró al mercado de servicios de Aeroambulancia con una envidiable aviones y helicópteros denominada Helidosa Aviation Group.
Como Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (2012-2019), a Castillo Terrero se le atribuyen varios logros, entre los que destacan el Sistema de Asistencia Vial en la mayoría de las carreteras y autopistas del país, así como la institución del Fideicomiso RD Vial para la gestión y manejo de los peajes del territorio Nacional.
Con un postgrado de Electrónica Digital y Microprocesadores por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y otro en Quebec, Canadá, en Administración de Empresas, Castillo entró a la carrera política siendo un próspero empresario.
Su patrimonio declarado era de 145,379,852 pesos al asumir el Ministerio de Obras Públicas en 2012, cifra que para el 2016, alcanzaba los 504,656,443 millones de pesos, según declaró por ante la Oficina de Evaluación y Fiscalización del Patrimonio de los Fondos Públicos.
Conforme al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, "el rey de los memes" también se ha coronado como uno de los agraciados en la piñata de la constructora brasilera Odebrecht, recibiendo desembolsos irregulares a través de su departamento de sobornos por seis obras: Miches-Sabana de La Mar, la ampliación de la carretera San Pedro de Macorís, el Boulevard Turístico del Este, la autopista del Coral, la Ecovía de Santiago y la carretera Cibao-Sur.
Treinta y nueve millones de dólares, es la cifra de las coimas que, de acuerdo a las revelaciones en 2019 del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, recibiera Gonzalo del consorcio bahiano junto al vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Rubén Bichara, para la construcción de la Termoeléctrica Punta Catalina.
Para más inri, en agosto pasado el movimiento Somos Pueblo lanzó un libro de 80 páginas llamado "El Gonzalazo" conteniendo información sobre los supuestos actos de corrupción Castillo Terrero, quien se define como un "hombre honesto, transparente y trabajador”.
Con una fe cristiana indubitable, el recién estrenado candidato a la presidencia comparte vida conyugal con la ingeniera química y licenciada en administración de empresas Silvia López Contreras, con quien procreó tres hijos; dos hembras que residen en el exterior y el primogénito, Gonzalo Alexander, que no solo carga el nombre de su padre, pero también capitanea sus empresas privadas mientras este abraza las funciones públicas.
Al final, ayer pasó lo que tenía que pasar. Ganó el voto en contra y arrasó el ninguno. Conseguimos lo estratégicamente correcto, dejarle el contrincante más torpe a una oposición que ya de por sí es floja. Ahora queda la ilusión de que Abinader se empantalone y de que la justicia divina impida que papeleta mate a menudo.