Cronología de 60 años de la Revolución cubana
Madrid, 28 dic (EFE).- La revolución cubana cumple 60 años desde que el 1 de enero 1959 el presidente Fulgencio Batista huyó de la isla y dio comienzo la primera revolución socialista en América.
Estas son las fechas clave de estas seis décadas:
– 1 enero 1959.- El presidente Fulgencio Batista abandona Cuba.
– 2 enero 1959.- Entran en la capital las tropas del "Che" y de Camilo Cienfuegos.
– 8 enero 1959.- Fidel Castro entra en La Habana y forma un Gobierno en el que ocupa la Jefatura de las Fuerzas Armadas.
– 16 febrero 1959.- Fidel Castro suceda a José Miró Cardona como primer ministro.
– 17 mayo 1959.- Firma de la Ley de Reforma Agraria, por la que los terratenientes pierden sus latifundios.
– 1960.- Comienza el programa de nacionalización de empresas extranjeras.
– 20 octubre 1960.- EEUU decreta un embargo a las exportaciones cubanas.
– 1 enero 1961.- Puesta en marcha de una campaña de alfabetización.
– 17-19 abril 1961.- Fracasa el desembarco en Bahía Cochinos.
– 22 octubre 1962.- Crisis de los misiles. El presidente Kennedy, ante la evidencia de misiles rusos en la isla, decreta el bloqueo de todos los buques con material bélico.
– 28 octubre 1962.- El presidente ruso, Nikita Jruschov, cede y ordena la retirada de los misiles.
– 3 octubre 1965.- Fidel Castro lee en público la carta de renuncia del "Che" a todos sus cargos. El Partido Unido de la Revolución Socialista Cubana (PURSC) adopta el nombre de Partido Comunista de Cuba (PCC).
– 3 diciembre 1976.- Fidel Castro es elegido jefe del Estado.
– Abril 1980.- 10.000 cubanos se refugian en la embajada de Perú y parten desde Mariel 130.000 refugiados de la "flotilla de la libertad".
– 13 julio 1989.- Fusilados el general Arnaldo Ochoa, héroe de Angola, y otros tres oficiales condenados por narcotráfico y alta traición.
– 29 agosto 1990.- El Gobierno decreta el "Período Especial en tiempos de paz", que impone 14 medidas de restricción.
– 10-12 julio 1992.- El Parlamento aprueba una reforma de la Constitución, que incluye la inversión extranjera, la elección directa de los diputados, el laicismo del Estado y limita la propiedad estatal.
– Julio y agosto 1994.- "Crisis de los balseros". Fidel Castro permite la salida de balseros y EEUU desvía a 32.000 personas a Guantánamo y Panamá.
– 12 marzo 1996.- El presidente estadounidense, Bill Clinton, promulga la Ley Helms Burton.
– 2 diciembre 1996.- La UE aprueba un documento que vincula la cooperación con Cuba a su apertura democrática ("posición común").
– 27 junio 2002.- El Parlamento aprueba una reforma constitucional que declara irrevocable el régimen socialista.
– 31 julio 2006.- Fidel Castro delega la presidencia del Gobierno en su hermano Raúl.
– 24 febrero 2008.- Raúl Castro es elegido presidente del Consejo de Estado.
– 16 al 19 abril 2011.- En el VI Congreso del Partido Comunista, Raúl releva a su hermano Fidel como primer secretario.
– 17 diciembre 2014.- Raúl Castro y Barack Obama anuncian el inicio de negociaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
– 20-22 marzo 2016.- Visita de Obama a La Habana, acompañado de su familia y el secretario de Estado, John Kerry. Se reúne con Raúl Castro y la disidencia.
– 25 noviembre 2016.- Muere Fidel Castro.
– 12 diciembre 2016.- La UE y Cuba firman el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación. Días antes, el Consejo de Ministros de la UE revocó su "posición común".
– 1 junio 2017.- El Parlamento cubano aprueba las reformas "raulistas": se reconoce la existencia de la empresa privada dentro del nuevo modelo socialista, entre otros preceptos.
– 16 junio 2017.- El presidente Donald Trump anuncia en Miami la revisión de la política con Cuba.
– 19 abril 2018.- Miguel Díaz-Canel se convierte en jefe del Estado de Cuba y releva a Raúl Castro.
– 22 diciembre 2018.- El Parlamento cubano aprueba el borrador final de la nueva Constitución, que incorporan las reformas económicas de la última década y deberá ser ratificada en referéndum el 24 de febrero. EFE
EEUU, tan cerca y tan lejos: de la cercanía de Obama a la hostilidad de Trump
Washington, 28 dic (EFE/Beatriz Pascual Macías).- Solo 90 millas (145 kilómetros) separan a Cuba del sur de Florida, en Estados Unidos. Esa distancia se estrechó con el restablecimiento de relaciones que impulsó en 2014 el entonces presidente, Barack Obama; pero se agranda cada vez más con la retórica hostil de su sucesor, Donald Trump.
Desde su llegada al poder a principios de 2017, Trump ha restringido los viajes a Cuba, ha reducido su personal diplomático y ha endurecido el embargo con más sanciones a los hoteles de la isla; pero sobre todo ha cambiado la actitud de EE.UU. hacia ese país, según coinciden los expertos consultados por Efe.
"Hemos pasado de un tono cívico y de respeto mutuo a un tono barbárico, intimidatorio y propio de un matón. Hemos pasado del acercamiento positivo a una retórica imperialista", dice a Efe Peter Kornbluh, director del proyecto de documentación de Cuba del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.
El mayor cambio, afirma Kornbluh, es que Trump emplea un lenguaje destinado a provocar un "cambio de régimen" en Cuba, una idea que Obama abandonó en octubre de 2016 tras décadas de hostilidad con la revolución cubana, de cuyo triunfo se cumplen ahora 60 años.
Entonces, Obama proclamó una directiva que pretendía hacer "irreversible" la normalización de relaciones iniciada en 2014 y en la que anunció: "No seguiremos buscando el cambio de régimen en Cuba (…) EE.UU. no puede imponer un modelo diferente a Cuba porque el futuro de Cuba depende de los cubanos".
El acercamiento orquestado por Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, buscaba acabar con medio siglo de enemistad y enterrar en el pasado momentos como la "crisis de los misiles", conocida en Cuba como la "crisis de octubre" y que en 1962 puso al mundo al borde de la guerra nuclear.
No obstante, esa armonía acabó con la llegada de Trump, quien supo conquistar al exilio cubano de Florida, contrario al deshielo.
Los dos mayores discursos sobre Cuba de su Gobierno se han producido en Florida: en junio de 2017, Trump prometió mano dura con la isla; y en noviembre de este año, su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, se comprometió a derrotar a la "troika de la tiranía", en la que además de Cuba incluyó a Venezuela y Nicaragua.
A pesar de la hostilidad de Trump, EEUU ha mantenido los 23 acuerdos bilaterales que se firmaron bajo el Gobierno de Obama y ha seguido reuniéndose con las autoridades cubanas para conversar sobre una gran variedad de temas: desde narcotráfico hasta terrorismo pasando por cibercrimen.
De esa forma, Trump no ha dado marcha atrás en el proceso de normalización de relaciones, pero lo ha congelado: ha prohibido la mayoría de transacciones de EEUU con el Ejército cubano, que controla buena parte de los hoteles, y ha limitado el tipo de viajes que los estadounidenses pueden hacer a Cuba.
El punto de inflexión, sin embargo, se produjo con los supuestos "ataques" que enfermaron a 26 empleados de la embajada de EEUU en La Habana entre noviembre de 2016 y agosto de 2017.
Debido a este episodio, Washington ordenó la salida del personal no esencial de su legación en Cuba, es decir, un 60 % del total; y cerró su oficina de asuntos migratorios, de forma que los cubanos deben tramitar en terceros países los visados que necesitan para viajar a EEUU.
Con la vista puesta en 2019, los expertos advierten de un endurecimiento de la política hacia Cuba.
De hecho, Trump está evaluando ahora mismo cuatro opciones con respecto a la isla, según William LeoGrande, profesor en la American University y autor de un libro sobre el proceso de deshielo.
La primera posibilidad que baraja Trump, explica LeoGrande, es un aumento de las restricciones a los viajes a la isla; mientras que la segunda consiste en la vuelta de Cuba a la lista de estados patrocinadores del terrorismo, de la que salió en 2015 por decisión del Ejecutivo de Obama.
La tercera opción es la imposición de sanciones económicas a líderes cubanos y la cuarta podría ser la activación de una parte de la ley Helms-Burton de 1996, que endureció el embargo a la isla.
En concreto, Trump podría permitir que entrara en vigor el título tercero de esa ley, congelado desde hace 22 años, y eso permitiría a los cubano-estadounidenses demandar en cortes de EEUU a las compañías que se están beneficiando de propiedades en Cuba que eran de su propiedad antes de la Revolución.
A finales de enero, Trump tendrá que decidir si permite la entrada en vigor de esa provisión, algo que "paralizaría" cualquier negocio con la isla, sostiene LeoGrande.
Si Trump adopta alguna de esas cuatro medidas, habrá demostrado que sus palabras están acompañadas de acciones. Y, entonces, EEUU se alejará un poco más de Cuba. EFE
Sesenta años del inicio de un éxodo que cambió a los cubanos y a Miami
Miami, 28 dic (EFE/Ana Mengotti).- El triunfo de la revolución en Cuba hace 60 años no solo cambió radicalmente las vidas de los miles de cubanos que han huido de la isla desde entonces y se han asentado en Miami, sino que transformó a una ciudad provinciana en una urbe pujante con sabor latino.
"El único efecto positivo que ha tenido la revolución cubana fue que cambió la faz de Miami para siempre, la convirtió en una ciudad global", señala a Efe el exalcalde miamense Tomás Regalado, quien dirige Radio y TV Martí, medios que emiten para Cuba desde Florida como parte de la política estadounidense hacia la isla.
Que la revolución ha tenido nulos beneficios para Cuba y el mundo es un credo para las varias generaciones de cubanos que viven en el sur de este estado, incluidos los nacidos aquí.
La mayoría tiene con quien compararse, pues conservan familiares en la isla a los que ayudan regularmente, si es que no han logrado traerlos con ellos a este lado del estrecho de la Florida.
Además, hay una minoría, diezmada por el paso del tiempo, que luchó con las armas por acabar con los que gobiernan en Cuba desde el 1 de enero de 1959 y ha seguido resistiendo al castrismo junto a las nuevas generaciones de opositores a la revolución.
No habrá por tanto celebraciones por el sexagésimo aniversario del triunfo de la revolución por estas tierras unidas por lazos de sangre y próximas geográficamente a Cuba, pero muy alejadas política y económicamente.
Regalado es uno de los más de 14.000 niños de la "Operación Peter Pan" (1961-1962), organizada por la Iglesia Católica junto con autoridades estadounidenses y el exilio cubano en Miami para evitar que fueran adoctrinados tras el triunfo de la revolución.
El exalcalde, cuyo padre estuvo 22 años preso en Cuba por motivos políticos, dice que "el impacto económico, social, político y de diversidad que ha traído el exilio cubano a Miami ha hecho que esta ciudad sea una marca mundial".
Otro Peter Pan es Eduardo Padrón, presidente de la universidad pública Miami Dade College (MDC), la que mayor número de alumnos tiene de todo Estados Unidos, en los cuales se refleja una gran diversidad de orígenes, la misma que tiene la ciudad, que ya no es solo cubana, sino fundamentalmente latinoamericana.
Para Padrón, la revolución ha sido "un injusto accidente histórico para un país tan laborioso y de demostrado talento en todos los ámbitos" como lo es Cuba.
"Larga ordalía, tantas generaciones frustradas bajo la inoperancia de un régimen que no confía en sus fuerzas productivas. Toda una tragedia, esperando la única salida plausible: la libertad", dice a Efe.
Del "cambio radical" que supuso su llegada a Miami destaca: "Un nuevo idioma, otra sociedad. Aquella Miami adormilada, todavía sin el componente hispano. Racismo, no solo contra la población afroamericana sino contra nosotros, los nuevos 'raros'".
"Miami es la prueba de lo que son capaces mis coterráneos cuando trabajan con libertad y justicia", subraya Padrón en la misma línea de lo que Barack Obama, entonces presidente de EE.UU., dijo en su histórica visita a Cuba en 2015.
Se calcula que en la primera década del castrismo llegaron a Miami más de 400.000 cubanos, en su mayoría de clase media o alta.
La ciudad tenía en 1960 poco más de 290.000 habitantes y el área metropolitana casi 1,5 millones. En la actualidad, son casi medio millón los habitantes del centro y 5,5 millones el conjunto.
En el año 2013 la población cubana en todo EEUU era de dos millones de personas, según el Centro Pew, y de ellos los nacidos en la isla representaban un 57 %.
Sólo en Miami y su área metropolitana vivían en 2012 un total de 1,2 millones de cubanos, según datos del censo de Estados Unidos.
Hugo Landa, el director del diario digital de asuntos cubanos Cubanet, que se escribe desde Cuba y se edita en Miami, es lo que en la ciudad se conoce como un "marielito".
"Llegué a Miami en abril de 1980, en los primeros días del éxodo de Mariel y eso representó el mayor cambio posible en mi vida, solo comparable con volver a nacer", dice Landa a Efe.
El periodista, que tenía seis años en 1959, está "agradecido por el gran privilegio de haber podido escapar de ese infierno" y siente "mucha tristeza" porque, a sus ojos, Cuba se ha convertido en "un lugar muy extraño y deprimente".
La modelo Alessandra García Lorido, hija del actor cubano Andy García, nació en Estados Unidos y el idioma en el que se expresa es el inglés, pero eso no le impide identificarse con la causa de la diáspora cubana.
La joven, que es la cara de la versión en inglés de la campaña Ni1+ lanzada en YouTube y redes sociales, invita a "todas las generaciones de cubanos dondequiera que estén" a difundir el mensaje "ni un año más de dictadura" en Cuba y a vestir de negro los días 1 y 2 de enero de 2019. EFE
Santiago de Cuba: De cuna de la Revolución a última morada
Santiago de Cuba, 28 dic (EFE/Yeny García).- Con una tradición rebelde de casi dos siglos, Santiago de Cuba, la capital oriental de la isla, reafirma su título de "cuna de la Revolución" sesenta años después de la entrada triunfal de los "barbudos" comandados por Fidel Castro, que la eligió como última morada.
El gran monolito que guarda los restos del comandante en jefe de la Revolución Cubana (1926-2016) fue ubicado a la derecha del mausoleo del Héroe Nacional cubano José Martí, en el cementerio santiaguero de Santa Ifigenia, convertido en imprescindible sitio de peregrinaje para dignatarios extranjeros y turistas.
Más de 1,5 millones de personas han visitado en poco más de dos años la tumba de Fidel Castro en Santiago, que acogerá el 1 de enero la celebración por las seis décadas del triunfo de una Revolución iniciada en esa ciudad en julio de 1953.
Madre de la vieja trova y posiblemente la única urbe con genuino acento caribeño en la isla, Santiago de Cuba guarda un encanto que la distingue de La Habana y se remonta a sus nobles orígenes como la primera capital cubana en 1522, siete años después de su fundación por Diego Velázquez.
Su cercanía a la Sierra Maestra, cobijo de los cubanos durante las guerras de independencia contra España y luego en la insurrección contra Fulgencio Batista, la ha ligado a casi todos los levantamientos en el país, por lo que la "indómita" se ganó el título de "Ciudad Héroe" en la historia cubana.
La estrecha relación de Fidel Castro con Santiago comenzó cuando con seis años viajó desde su finca natal para iniciar estudios en la ciudad, que se mantiene hasta hoy como la segunda mayor de la isla.
Allí pasó la mayor parte de su primera adolescencia, hasta su partida hacia La Habana, donde más tarde iniciaría su vida política como líder estudiantil.
Castro regresó a Santiago de Cuba en varias ocasiones para afinar los preparativos del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, una acción fallida pero considerada como el inicio de las luchas que llevarían al triunfo de la Revolución.
Tras el fracaso del asalto, Castro fue apresado y en un juzgado santiaguero pronunció su famoso alegato de defensa "La historia me absolverá", el programa político de su insurrección, que tendría en la capital oriental su puesto de mando más importante fuera de la Sierra.
Cuando el 2 de diciembre de 1956 Castro llegó en el yate "Granma" a la costa norte del oriente cubano, dos días después de lo planificado, el levantamiento previsto en Santiago de Cuba para apoyar el desembarco había sido aplastado a sangre y fuego.
Pese a esa derrota, los expedicionarios se reagruparon en el Ejército Rebelde, que entró triunfal en Santiago, convertida en "ciudad mártir" a fines de 1958, en la violenta represión final de Batista, extendida por todo el país pero donde la urbe llevó la peor parte.
Con la simbólica entrada, Castro reivindicó el "triunfo arrebatado" por Estados Unidos a los cubanos al final de la guerra hispano-estadounidense de 1898, cuando se impidió el ingreso de las tropas del general Calixto García en la ciudad.
Desde Santiago y en lugar de tomar un avión a La Habana, donde ya estaban sus comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto "Che" Guevara, Fidel Castro decidió hacer un viaje de una semana por la isla que denominó "Caravana de la Libertad", arropado por miles de cubanos que lo recibían en las ciudades y lo saludaban en el camino.
"Nací en esta provincia, en esta provincia luché, en esta provincia fui derrotado, en esta provincia volví a la lucha, en esta provincia vencí. Y si es preciso venir a morir, ¡en esta provincia vendré a morir!", aseguró en marzo de 1959 durante una de sus muchas visitas.
Y 58 años después, el barbado comandante haría el recorrido inverso -casi mil kilómetros desde La Habana a Santiago- en una urna cubierta con flores blancas, saludado por los nietos y bisnietos de quienes lo aclamaron la primera vez.
En Santa Ifigenia, el "cementerio de los próceres" de Santiago de Cuba, lo esperaba la gran roca de la Sierra Maestra que se convertiría en su túmulo, un proyecto realizado dentro del más absoluto secreto y planeado desde que el anciano expresidente enfermó y pasó el poder a su hermano menor, Raúl Castro, en 2006.
El festejo por los 60 años de su Revolución encontrará a Castro en el "altar sagrado de la Patria" del cementerio de Santiago, junto a José Martí, el Héroe Nacional cubano, y las tumbas de Mariana Grajales y Carlos Manuel de Céspedes, considerados en la isla la "madre y el padre de la Patria". EFE
Diez anacronismos que perviven en el último país comunista de América
La Habana, 28 dic (EFE).- Cuba, el último país comunista de América Latina, sorprende al visitante con pintorescas estampas que muestran una isla congelada en el tiempo y unos usos y costumbres desaparecidos hace décadas en la mayor parte del mundo:.- La libreta de abastecimiento: Quizá el mayor quebradero de cabeza del Gobierno cubano por su alto costo, en la isla se mantiene este vestigio de tiempos bélicos por el que la población recibe cada mes a precios testimoniales una -cada vez menor- cuota de alimentos básicos como arroz, aceite y huevos. Este subsidio es aún imprescindible para los sectores más pobres del país.
.- Los Comités de Defensa de la Revolución: Los "CDR" son organismos presentes en cada barrio creados en 1960 como sistema de vigilancia colectiva por Fidel Castro, quien los llamó "los ojos y oídos de la Revolución". En la actualidad cumplen también labores sociales y de defensa civil en caso de desastres, aunque para los detractores del sistema siguen siendo meros centros de delación.
.- El voto a mano alzada: En las elecciones municipales, los delegados del poder popular (concejales) son elegidos en cada barrio a mano alzada por sus vecinos. Según el Gobierno cubano, este sistema ilustra la representatividad democrática del sistema, pero son contadas las ocasiones en que ha logrado ser elegido un candidato independiente.
.- La rendición de cuentas: Aunque existe en la mayoría de las instituciones cubanas, la "rendición" más vistosa está ligada a lo anterior. Al final de su gestión, cada delegado popular debe rendir cuentas a sus representados en una asamblea en la que también recibe, a menudo acaloradas y socarronas, las quejas de sus vecinos sobre los problemas más variopintos.
.- Los desfiles del "pueblo combatiente": En fechas "revolucionarias" señaladas como el primero de mayo los cubanos están llamados a participar en multitudinarios desfiles para mostrar a propios y extraños la unidad popular, aunque lejos de las disciplinadas estampas militares de otras latitudes estos actos acaban a ritmo de conga caribeña.
.- La iconografía revolucionaria: Las grandes vallas y pancartas con consignas revolucionarias e imágenes del guerrillero cubano-argentino Ernesto "Che" Guevara, Fidel Castro y su hermano Raúl Castro llenan aún calles y edificios en todo el país. Una costumbre mantenida casi intacta en casi sesenta años de una Revolución que inspiró su propio movimiento gráfico.
.- Los pioneritos: Como hace casi seis décadas, los escolares cubanos siguen usando uniformes con pañoletas, que cambian de azul a rojo en fechas señaladas del calendario revolucionario para simbolizar su pase a los grados superiores de la enseñanza primaria. El saludo casi militar de "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che" todavía cierra a coro las diarias reuniones matutinas en cada escuela del país.
.- El funcionamiento "analógico": A diferencia del resto del mundo, en Cuba las transacciones con dinero en efectivo todavía son la regla y la inmensa mayoría de los trámites se hacen de forma presencial. Los cubanos dicen en broma que hacer "colas" (filas) es el "deporte nacional", costumbre que sin embargo podría desaparecer en un futuro cercano debido al cada vez mayor acceso de los cubanos a internet y los esfuerzos del Gobierno por digitalizar sus servicios.
.- Clases de marxismo y leninismo en las escuelas: Desaparecida como asignatura en Rusia con el derrumbe de la Unión Soviética, donde surgió como base teórica para la "construcción del socialismo", la filosofía marxista-leninista aún se enseña dentro del currículo de las enseñanzas media y superior en Cuba, donde se ofrece entre las opciones de licenciaturas en las principales universidades del país.
.- El parque móvil: Los modelos de coche soviéticos de las marcas Lada y Moskvich y los "almendrones" estadounidenses de los 50 y 60 que aún ruedan por las calles de Cuba están entre los principales reclamos de los viajeros que buscan conocer una "isla detenida en el tiempo". Más que un objeto de colección, para los cubanos representan un medio para ganarse la vida o una manera de sortear el colapsado transporte público. EFE
La "batalla económica" de la Revolución Cubana: adaptarse o perecer
La Habana, 28 dic (EFE/Yeny García).- De una gestión completamente estatal a la gradual apertura hacia la inversión extranjera y el impulso al emergente sector privado, los cambios en la política económica en la isla sirven para ilustrar el complejo recorrido de la Revolución Cubana, que ya entra en su sexta década de existencia.
El único país comunista de América Latina ha tenido que aprender a sortear escollos, primero políticos y luego principalmente económicos, y flexibilizar la mayoría de sus férreas posturas iniciales para mantenerse a flote sin "volver al capitalismo".
La "batalla económica" es hoy prioridad para la nación caribeña, sobre la que se cierne el fantasma de la recesión, reaparecido en 2017 por primera vez en 23 años.
Empeñado en resucitar una economía frágil, que se tambalea entre la insuficiente liquidez, el embargo estadounidense, la falta de autonomía y la corrupción interna, el hoy expresidente Raúl Castro impulsó a poco de su llegada al poder en 2008 una serie de reformas pensadas para "actualizar" el modelo centralizado de la isla.
Su hermano, el fallecido Fidel Castro (1926-2016), nacionalizó las industrias de propiedad extranjera y borró completamente la actividad privada del país en la primera de las más de cinco décadas que se mantuvo en el poder, tras el triunfo revolucionario de 1959.
Durante esos años Cuba centralizó su economía, adoptó el sistema de la empresa estatal socialista y se lanzó a cumplir planes quinquenales, lastrada por errores de previsión y la excesiva burocracia.
El "cuentapropismo" reapareció tímidamente en 1978 para luego regresar de forma definitiva tras el colapso de la Unión Soviética a principios de 1990, un antes y un después para Cuba, que dependía casi enteramente de los productos subsidiados enviados por el gigante comunista.
Para la Revolución Cubana significó el despertar a una nueva era, en la que había que adaptarse para no perecer.
En medio de la crisis, bautizada por Fidel Castro como "periodo especial en tiempo de guerra", Cuba abrió su maltrecha economía a la inversión extranjera y despenalizó el uso del dólar.
También amplió las modalidades en el sector privado, estigmatizado aún por no "aportar a la construcción del socialismo" y en su lugar contribuir al "enriquecimiento personal".
El impulso definitivo vino durante el mandato de Raúl Castro (2008-2018), que promovió reformas para dar un respiro a las arcas cubanas y "desinflar" las abultadas plantillas estatales.
El pequeño de los Castro también derogó en 2008 prohibiciones de décadas, como las que impedían a los cubanos alojarse en sus propios hoteles, comprar teléfonos celulares, computadoras y tener líneas móviles a su nombre, además de iniciar en 2015 la aún insuficiente apertura de internet en Cuba.
Impensable en las décadas de los 70 y 80, hoy trabajan en el país 1,3 millones de autónomos – de 4.474.800 cubanos empleados-, responsables en gran medida del cambio en la geografía de la isla, donde casi cada semana surge un negocio privado diseñado para cubrir los vacíos dejados por el Estado.
De ofrecer cortes de pelo en portales y cocinar modestas comidas en sus propias casas a un límite de 12 clientes, los cubanos han pasado a regentar "spa" y salones de belleza, y administrar "paladares" o restaurantes privados cubanos que han desbancado por su calidad la oferta estatal, más escasa y menos especializada.
Los emprendimientos cubanos cada vez son más variados y van desde peluquerías para mascotas, pequeños hoteles boutique, servicios de decoración personalizada de eventos, directorios y mapas en línea, hasta bares cosmopolitas que rivalizan con cualquier establecimiento de Nueva York o Madrid.
Al cierre de 2018, más de 588.000 isleños poseían licencias para el trabajo por cuenta propia, cifra que representa el 13 % de la población activa del país y casi cuadruplica los 157.000 de 2010, a pesar del freno de más de un año y medio a la concesión de nuevos permisos.
La regulación del sector privado estuvo entre las primeras medidas del nuevo Gobierno de Miguel Díaz-Canel, el primer presidente que no lleva apellido Castro en 60 años de Revolución, tras su llegada al poder en abril pasado.
El malestar entre los "cuentapropistas" cubanos hizo que el Gobierno diera un paso atrás y suavizara su posición en el último momento, reconociendo el poder del sector emergente en el destino económico del país.
"Los trabajadores por cuenta propia no son enemigos de la Revolución, son resultado del proceso de actualización, y han resuelto problemas que recargaban al Estado. Su funcionamiento tiene que ser fruto de la legalidad, contamos con ellos para impulsar la economía. Hay que eliminar los prejuicios, la desconfianza y la inseguridad", pidió recientemente Díaz-Canel a la Asamblea Nacional.
En la misma sesión del 22 de diciembre pasado, el Parlamento cubano aprobó el borrador final de la nueva Constitución cubana, que por primera vez reconoce "otras formas de propiedad como la cooperativa, la propiedad mixta y la propiedad privada".
De ser ratificada la nueva Carta Magna en el referendo de febrero próximo, esta inclusión representará un importante cambio respecto al texto vigente de 1976 que solo reconoce la propiedad estatal y la cooperativa agropecuaria. EFE