Aun no terminada e impactando los jurados de los proyectos en construcción de Festivales tan prestigiosos como el de Panamá (Primera Mirada, laboratorio), Por ese vengo al rio, radica el factor de su éxito, el concepto que comporta y entrega da la medida del valor de la sensibilidad, la inteligencia de sus creadores colocando a Fernando Blanco como es el exponente más reciente de lo que el talento joven puede aportar a la cualificación de la industria audiovisual dominicana.
Para el caso, no se trata de un merito internacional más, un crédito para colocar en los carteles de un proyecto, ni un elogio que colme de miel los oídos de sus responsables.
Por eso vengo al rio es, la concreción de una esperanza en firme que se levanta para provocar una reflexión a los creadores del cine local que da la lección: nuestras historias humanas, tienen un valor de ser universales si se conciben y trabajan adecuadamente.
No dejaremos de hacer comedias fáciles, marcadas por su objetivo en taquillas.
Ellas son parte necesaria de la industria e incluso están cualificándose en su producción y ante ese ejemplo, se deberá producir una revisión de cada quien, lejos de el látigo (a veces excesivo y las más de las veces, “justo y necesario”) de la crítica profesional, operando como necesario balance evaluatorio.
Por eso vengo al rio, ha ganado en la sección Primera Mirada, y va a continuar destacándose en otros programas, porque se le ha puesto alma y vida a una historia transnacional que podría darse entre cualesquiera otros países, porque su factor rompiente está en la concepción y en la forma en que se ha llevado a las páginas de su guion.
Fernando Blanco, de repente, ha mostrado que la calidad del cine no tiene necesaria relación con el presupuesto y que bastan criterio, sensibilidad y responsabilidad.
Sentarse a conversar con Fernando Blanco, (atención a este nombre) involucra mas que felicitarlo por haber ganado. Es darse cuenta cuan seriamente ha se han unido juventud, talento y preparación académica adecuada.