SANTO DOMINGO, República Dominicana.-¿Cuál ha de ser la misión más importante del artista de la escena: ¿producir una gran obra, tener el mejor criterio para seleccionar los contenidos a montar o garantizar la formación de las nuevas generaciones que darán continuidad a milagro de una inolvidable relación entre público y artistas en el entablado?
Tras las lágrimas y la emoción que embargan al espectador con la última escena del musical Fama, queda claro que los tres objetivos superiores del arte escénico, no son mutuamente excluyentes y que pueden ser posibles
Jam Academy entrega con garbo al escenario del musical una nueva generación de talentos. Emocionan el mensaje, la sincronía y la expresividad plástica de estos muchachos. Estimulan la perfección de sus habilidades al canto, afinados, sensibles, fuertes o intimistas giros del tono al interpretar los pasajes del drama de superación de los propios limites cuando de formarse como artistas de la escena se trata.
Representando en la relanzada, tras casi once años de abandono irresponsable, sala Manuel Rueda de la Escuela Nacional de Arte Escénico que ha quedado perfecta, acogedora, cómoda (y a la que solo le hace falta una fumigación que la deje libre de mosquitos).
Fama, con música original de Steve Margoshes, libreto de Jose Fernández y letras de Jacques Levy, se ubica en New York entre 1980 y 1984, presentando el ambiente de jóvenes que se preparan para para triunfar mediante su entrenamiento en la High Schoolof Performing Arts (Escuela Superior de Artes Interpretativas).
La personificación de sus juveniles personajes por parte d estos chicos y chicas, toma por sorpresa al espectador que no sabe con que se va a encontrar: una impecable ejecución de los giros de la danza pop, una armonía coral durante las canciones colectivamente interpretadas y unos solos de vocalistas de varones y hembras, que cargaron de emoción y sensibilidad todo el ambiente.
Jam Academy y su directora, la soprano y actriz norteamericana Eliabeth Lenhart, ha cumplido un papel tan necesario como insustituible: dotar al país del relevo artístico que requieren las mas altas exigencias de un género escénico demandante.
Lo que han logrado estos jóvenes con Fama, y la semana anterior los niños y preadolescentes con Hair Spray, tiene una trascendencia para nuestro arte de las tablas, que trasciende el momento.
Drama, amor, canto, teatro y comedia unen sus recursos para ensenar que todo es posible si se une la voluntad con la preparación. Todo se puede alcanzar. Esa es la gran enseñanza de Fama.