Nueva York (EFE).- La multitudinaria celebración de llegada del nuevo año en Times Square, en Nueva York, será este año virtual, siguiendo las reglas impuestas para evitar la propagación del coronavirus, que en EE.UU. ya ha costado la vida a más de 200,000 personas.
Más de un millón de visitantes se congregan cada año desde muy temprano en la conocida plaza, con millones siguiéndolo a distancia, para decir adiós al año y recibir el nuevo con la tradicional cuenta atrás y el descenso desde lo alto de un edificio de la icónica esfera de más de 1.200 cristales y cinco toneladas de peso.
Este año, la pandemia del COVID-19 ha cambiado las reglas de esa celebración pero no la impedirá, aseguró este miércoles la Alianza de Times Square, que organiza el evento.
"Una cosa que nunca cambiará es el paso del tiempo y la llegada de un año nuevo a la medianoche del 31 de diciembre", indicó Tim Tompkins, presidente de esta entidad.
Tompkins explicó que este año habrá ofertas virtuales, visuales y digitales significativamente nuevas y mejoradas para complementar cualquier entretenimiento o experiencia en vivo limitados, aún en desarrollo, que tendrá lugar en Times Square.
"En estos tiempos de división y miedo, el mundo necesita desesperadamente unirse simbólica y virtualmente para celebrar la gente y las cosas que amamos y mirar hacia adelante con sentido de renovación y nuevo comienzo", sostuvo en un comunicado.
Esta famosa y esperada celebración comenzó a principios del siglo pasado, en 1904, en una época en la que Times Square ya conformaba parte del corazón de Nueva York.
Tres años más tarde, en 1907, tuvo lugar la primera aparición de una esfera gigante, que pesaba más de 320 kilos, estaba adornada de hierro y madera e iluminada por unas cien bombillas de 25 vatios.
Desde entonces ha habido hasta siete bolas distintas, aunque fue en el 2000 cuando tuvo lugar el cambio más significativo en el diseño de la estructura.
Las dos únicas veces que se ha suspendido la ceremonia del descenso de la esfera gigante fueron 1942 y 1943, debido a los apagones de luz durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de Nueva York. EFE