A medida que se ha ido esclareciendo el panorama electoral en los Estados Unidos, se da como un hecho que el presidente electo, Joe Biden, nomine como nueva secretaria del Tesoro a Janet Yellen. Si Yellen es confirmada por el Senado, se convertiría en la primera mujer en dirigir el Departamento del Tesoro, además de que también había sido la primera gobernadora de la Reserva Federal, así como la directora del Consejo de Asesores Económicos de los Estados Unidos durante la Administración de Bill Clinton (1997-1999).

De manera muy particular, a la luz de lo que ha transcendido en los medios de comunicación hasta ahora, ha sido una de las nominaciones más aplaudidas, sino la más, de todas las anunciadas por Biden. La doctora Yellen es una académica que ha dedicado su vida a la investigación de la economía como ciencia, haciendo énfasis en la relación entre el esfuerzo laboral y el salario, habiendo publicado el estudio “The fair wage-effort hypothesis and unemployment”, con la coautoría de su esposo, George Akerlof, quien fue galardonado con el premio Nobel de Economía 2001. Por décadas esta publicación ha influenciado tanto las políticas públicas, como a un sinnúmero de economistas.

Como directora del Consejo de Asesores Económicos de los Estados Unidos (1997-1999) ella impulsó y dirigió  el estudio de la discrepancia de los salarios entre hombres y mujeres, sustentando con evidencia empírica la pronunciada diferencial salarial pero a la vez observando una tendencia que cerrara esa brecha salarial, aunque sus grandes logros no finalizan ahí, pues en el año 2013 ella fue escogida como la gobernadora de la Reserva Federal, en un momento en que si bien en los Estados Unidos se percibía una disminución del desempleo, lo que recibió fue una economía débil, sustentada vía la expansión cuantitativa (EC).

Cierto es que su mandato fue corto, pero eso no impidió que le prestara prioridad a la disminución de la desocupación, aunque fue criticada por muchos, incluso dentro de la misma Reserva Federal bajo el temor de que sus políticas monetarias produjesen inflación reduciendo el crecimiento. Hasta ahora el tiempo le ha dado la razón. La galardonada académica logró también desmontar de forma gradual los EC sin mermar el crecimiento. Hoy, nueva vez, ante los retos que encara el país y el resto del mundo, todo luce que podremos contar con Yellen en una institución como el Tesoro de los EE. UU. que procura la prosperidad económica del país y la estabilidad de los mercados, actuando como un ente diplomático de las finanzas a nivel global.

Es pertinente resaltar que, en medio de una particular ralentización económica mundial, hoy más que nunca, se requiere de un trabajo en conjunto y creativo de las políticas monetarias y fiscales. De ahí que dada su vasta experiencia y su sentido de urgencia con el que se debe actuar, creo que la brillante economista es la persona ideal para la inaplazable tarea en la Secretaría del Tesoro. Esperemos pues, que el Congreso de los Estados Unidos la confirme el próximo mes sin ningún contratiempo. A eso aspiramos.