Una de las historias más ha sonadas desde el pasado año, ha sido el renacer de los SPAC. Para el año 2007, los SPAC representaban tan sólo el 14% del mercado de ofertas públicas, mejor conocido como en Initial Public Offering (IPO), y ya para el cierre del 2020 era el 50% de las mismas.

Pero ¿qué es en realidad es el SPAC? En idioma inglés significa “special purpouse acquisitation company”, aunque muchas veces también son conocidas como compañías de “cheque en blanco”. En realidad, no son más que entidades creadas con el único fin de recaudar capital para una futura adquisición de alguna empresa.

Para ser un poco más ilustrativo, tomemos el ejemplo de la plataforma deportiva Draftkings. El pasado año el SPAC Diamond Eagles, con un precio por acción de US$10., se fusionó con esa plataforma, disparando las acciones al cierre de su primera sesión en US$19.35, es decir un incremento del 93.5% de su valor.

Al momento de concretizarse la oferta pública, el SPAC automáticamente se disuelve, y los inversionistas reciben US$19.35 por acción, más los intereses acumulados, o bien pueden canjear sus acciones por las compañías de Draftking, como también los SPAC sirven como facilitadores de ofertas públicas mucho menos rigurosas que la tradicional, y mucho más ágil.

Los impresionantes retornos además de las simplificaciones de las regulaciones han convertido este tipo de oferta pública en los mercados de capitales como la nueva moda de los inversionistas. Sin embargo, estas no son nada nuevo.  Ya para finales de las décadas de los 80 se realizaban operaciones de fusión inversa, que es en realidad lo que son los SPAC, pero tal como indica el Dr. Milo Vulanovic, quien ha dedicado su carrera al estudio de éstos, “para entonces los mismo se caracterizaban por fraudes, inversiones muy especulativas y de altos riesgo”. Los escándalos forzaron a los reguladores del mercado SEC a crear los mecanismos y reglas pertinente en procura de prevenir situaciones similares en un futuro.

Al destacar los puntos positivos de los SPAC debemos destacar la simplificación del proceso tedioso en que se implicado un IPO, así como la transparencia y facilidad de liquidar posiciones. El lado negativo pienso que descansa en la incertidumbre de no saber qué se invierte hasta que se hace la negociación de cierre y un historial de retorno muy pobre, con excepción de lo acontecido en al año 2020.

Es de notar que con sus luces y sus sombres, los SPAC son en la actualidad una realidad tangible, así como destacar que, ante esta tendencia, estamos ante una nueva norma, o por el contrario estamos al frente de un mecanismo que canaliza las ofertas públicas como  producto de la especulación irracional en búsqueda de maximizar retornos en tiempos de incertidumbres a propósito de la pandemia que nos arropa..

En un fabuloso trabajo realizado por la Dra. Ivana Naumovska, publicado para Harvard Bussiness Review, titulado The SPAC Bubble is About to Burst, la economista resalta el pobre desempeño a largo plazo con tímidos retornos de las fusiones en mercados de capitales (mergers), y resaltando los SPAC como una burbuja.  Un dato muy interesante es de rigor apuntar y es que en el año 2019 el capital acaparado de los SPAC llegó a los US$83,000 MM y ya para el 2020 superó los US$130,000 MM.

El último capítulo de esta historia aún está por escribirse; el tiempo, como siempre inexorable, nos arrojará más luz. Mientras tanto, únicamente nos cuesta esperar y que ésta no sea otra historia más como el DOTCOM, o la burbuja inmobiliaria de los EE.UU., que por lo regular se extienden a los países en vías de desarrollo aún estemos ajenos a las decisiones que desatan ciertos comportamientos impulsados por la irracionalidad.