SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El futuro casi inmediato de la operación de Barrick Pueblo Viejo está condicionada a la identificación y consecuente creación de una nueva presa de cola, que le daría vida a la minera hasta el 2046.

Una presa de cola es un almacén de residuos de la minera, que a simple vista parece un pantano de lodo rojo. La única presa de cola que tiene Barrick Gold, llamada El Llagal, esta esparcida en un terreno de unas 290 hectáreas (2.9 kilómetros cuadrados), que se encuentra en una carrera contra el reloj, con un estimado de vida útil hasta el 2025.

Lo que almacena la presa de cola se conoce como relave, un residuo de roca molida que queda del proceso minero. Por cada tonelada de roca que se procesa, apenas tres gramos de oro se extrae y ese resto, o sea, los 999 kilos con 997 gramos de roca procesada y sin oro, es lo que constituye el relave.

La alternativa para crear una nueva presa de cola que daría continuidad a la operación de la minera ya está medianamente ubicada.

Se trata de una especie de "extensión natural" más grande a la presa actual, que contaría con unas 350 hectáreas (3.5 kilómetros cuadrados) y queda a unos seis kilómetros de El Llagal, en la comunidad Cuance, Monte Plata. Los estudios ambientales de campo para conocer la viabilidad del proyecto en este lugar, no se han podido iniciar, porque la comunidad no ha querido. Está negada.

"No nos ha dado la licencia para poder entrar y nosotros, como siempre, hemos tratado de establecer el diálogo con ellos y que el trabajo se haga de común acuerdo", explica Mauricio Quiroz, gerente de Medio Ambiente de la minera.

Hasta ahora, los únicos estudios disponibles "son de gabinete". El análisis de campo lo condiciona todo: el impacto técnico, económico, ambiental y social que terminarían por definir la viabilidad de la presa de cola en Cuance, en la mira inicialmente porque ésta a una distancia relativamente corta desde el centro de operación Barrick, que permite trasladar los residuos a través de tuberías.

Barrick Gold tiene como política, que cada poco tiempo invita a periodistas a su planta, para que conozcan de la voz de la compañía el funcionamiento de las operaciones y cómo compensan el impacto ambiental que deja. Ha sido parte de la estrategia, para hacerle frente a informaciones "que no se corresponden con la realidad".

Juana Barceló pone varios ejemplos de esas versiones. A los 18 periodistas, fotógrafos y camarógrafos de medios invitados a la planta de Cotuí, les cuenta que por allá por el 2008 recibieron una demanda por contaminación ambiental, cuando Barrick no habían comenzado sus operaciones. "¿Contaminando qué? Era al revés, lo que estábamos haciendo era limpiando lo que había dejado (la minera) Rosario".

El recorrido, precisamente, incluyó la visita a la presa de cola El Llagal, como primera parada. El depósito queda a varios kilómetros de distancia de la planta procesadora de las rocas que se recorren por vías de tierra, con protocolos que incluyen tocar dos veces la bocina cuando se da reversa, o manejar del lado izquierdo, porque los grandes camiones tienen mejor visibilidad.

Juan José Pepín, superintendente de proyectos y cabeza de la iniciativa de continuación de El Llagal, responde a la pregunta de un periodista: ¿Tiene algún tipo de impacto medioambiental esta presa? "A nivel medioambiental, todo impacta el medio ambiente. Sin embargo, tenemos controles para no impactar de manera negativa".

Explica que al cierre de la presa no queda como se observa (un montón de lodo rojo sin vida). Sino que pasa por un proceso de restauración, que incluye la cobertura sobre el relave, y la colocación de material vegetal. "Tu tendrías todo esto ya vegetado y verde, básicamente". Ese proceso de cierre se estima que tarda unos cinco años.

Viene la otra pregunta ¿Por qué una segunda presa de cola? "Lo que sucede es que esta presa (El Llagal) esta diseñada para una capacidad máxima. En el momento en que se termina la construcción de la presa (sus muros son constantemente alimentados), por un tema de seguridad, no podemos seguir extendiendo la vida de esta presa".

La capacidad instalada es de 200 millones metros cúbicos aproximadamente y se encuentra en unos 110 -115 millones de metros cúbicos consumidos, según datos manejados por Pepín. "Planificamos que para el 2025 la capacidad de la presa debe estar ya agotada", agrega.

Una de las políticas de la minera es ejecutar iniciativas de compensación medioambiental, que en caso de la nueva presa de cola, estaría condicionado, primero a determinar el impacto que generará.  "Compensación o no, primero hay que ver qué hay en el lugar", insiste el gerente de medioambiente.

Precisamente, la compañía se encuentra ejecutando un proceso de cierre de la presa de colas de nombre Mejita, que era utilizada por Rosario Dominicana. Como agente del Estado, Barrick trabaja el cierre de la presa desde el 2016. Sin detallar qué porcentaje ya se ha recuperado, estiman que este proceso de cierre definitivo e inicio de la vida verde, se extiende unos cinco años.

Las imágenes otorgadas por Barrick Pueblo Viejo de lo que era la presa de cola Mejita en el 2009, y los cambios al 2019, dejan ver la diferencia entre un cierre sin juicio medioambiental, y el trabajo de recuperación que tienen en marcha.