La principal historia en los mercados bursátiles ha sido el remonte explosivo de la compañía Game Stop. Esta famosa tienda que se dedica a la venta de video juegos y consolas para los mismos, en parte por la caída de las ventas de los juegos físicos en favor de los digitales, ha visto reducir sustancialmente sus ganancias como así lo demuestra el informe de su último trimestre del año 2020.
En función a esto y otros indicadores fundamentales que giran alrededor de esa compañía, un sin número de fondos de inversiones apostaron a la baja de esta, alrededor de lo que se denomina “short sale”, que consiste en tomar acciones prestadas y posteriormente comprarlas a más bajo precio para luego retornar las acciones prestadas y lucrarse del diferencial de estas.
Este tipo de transacciones ocurren en el día a día; sin embargo la nota discordante viene cuando una legión de usuarios de la comunidad r/WallStreetBets se propusieron comprar las acciones de Game Stop, con el fin de aumentar su precio, obligando a los inversionistas que apostaban a la baja a cubrir sus posiciones, lo que popular se conoce como “short squeeze”, llevando a instituciones financieras, como el caso de Melvin Capital, a buscar una línea de crédito de 2,7500 millones de dólares a fin de poder cubrir sus pérdidas.
Sobre esta disputa conocida como “Wall Street vs Main Street” se ha hecho un sin número de conjeturas que giran alrededor de la suspensión de la compra de acciones a través de ciertos corredores de bolsa tales como Interactive Broker y Robinhood; así como también ha reabierto el debate acerca de qué tan sana o perjudicial es la especulación.
Robindhood, una aplicación móvil que pone en las palmas de nuestras manos la facilidad de participar en el mundo bursátil con una simplicidad asombrosa, ante el inesperado repunte de Game Stop (GME:NYSE) experimentando un crecimiento de más de un 600% en menos de una semana, suspendió la compra de nuevas acciones de GME:NYSE. Obviamente que las críticas no se hicieron esperar, pues se interpretaron como una interrupción del libre mercado favoreciendo a las inversionistas tradicionales, desconociendo muchos que todo bróker tiene obligaciones financieras y regulaciones pautadas por el S.E.C, por lo cual la popular plataforma de acciones tuvo que recaudar una inversión de más de 1,000 millones de dólares en fondos de emergencia para hacer frente al inusual volumen de transacciones de esta semana.
Por el otro lado, como señalaba previamente, se ha reabierto el debate en torno al rol de la especulación, sin que me haya sorprendido la cantidad de personas, incluyendo figuras que se suponen están para regular el mercado que han embestido contra tal acción. Unos catalogan de irresponsable el asumir un movimiento para impulsar de manera coordinada las acciones de una compañía, otros inclusive llegan hasta el punto de insinuar que traerá serias consecuencias a la economía, y que de lo que se trata es de un casino, poniendo en juego el futuro de todos.
¡Nada menos cierto! Justamente hacen unos 10 años de mi primer artículo en este importante periódico digital, bajo el título de La presencia del especulador en los precios de los alimentos, explicaba lo que en realidad implicaba la especulación, cito: “Es bueno señalar que toda forma de inversión es especulativa y que todos los seres humanos en el diario vivir tomamos decisiones que en ocasiones apuntan hacia un futuro eventualmente desconocido, evidenciando que en general todos actuamos de manera especulativa”. En ese momento lo decía a propósito del mito que implicaba al especulador como el responsable de los exorbitantes precios del barril del petróleo.
La realidad es que los mercados son por naturaleza especulativos, donde todo movimiento de precio es catalizado por el pánico o la misma especulación. Así las cosas, el pretender catalogar a una legión de jóvenes ante su accionar de promover y adquirir acciones GME de manipulación de precios y en el mismo proceso poner de rodillas a un sin número de fondos de inversión, que dicho sea de paso también especulaban, es completamente errado.
Y es de rigor afirmar que no podemos confundir especulación con manipulación, cuando lo que realmente ha ocurrido aquí es el hallazgo de una oportunidad con el desbalance de oferta y demanda; o bien, si se quiere, que esta vez como decimos típicamente, los inversionistas de instituciones “lo han agarrado fuera de base”.
Aunque no es ocioso expresar que lo peligroso de todo eso es resistir el cambio. Por años el mundo de las finanzas, al igual que el de la información, estaban secuestradas por una minoría. Hoy, gracias a la densidad, flujo de información y desarrollo de la tecnología, la información se ha democratizado; hoy este mismo medio es un producto de eso, así como las criptomonedas han sido una forma de democratización de las monedas, y esta misma semana marca la democratización de los mercados. Lo positivo, lo más alegre y plausible es que hoy millones tienen la gran oportunidad de la libertad financiera, de participar en un mercado que era exclusivo para muy pocos.
El solo hecho de pensar en poner restricciones por lo ocurrido y también pretender contrariara lo quesería una especie de “short squeeze”, similar a lo ocurrido entre Carl Ichan y Bill Ackman, nos llama a mucha preocupación, pues tampoco nunca objetamos la ventaja que por décadas han tenido las grandes instituciones financieras sobre los demás inversionistas con las súper computadoras y facilidad de transmisión de data en milisegundos, enviara un mensaje muy claro, no son las mismas reglas para todos.
Lo lógico sería permitir la formación de los precios eficientes, vía los participantes del mercado. Muchos invertirían a largo plazo, otros por tan solo milisegundos y al final de la jornada unos ganarán y otros perderán capital impulsados por la especulación; en algunos casos con fundamentos sólidos, aunque en otros no, pero sí se puede asegurar que al final ganaremos todos abriendo el mundo financiero a nuevas generaciones. Todos los inversionistas deben tener el mismo derecho.