Una de las estrategias más usadas en los mercados de futuros como una forma de disminuir los riesgos, es el uso de los “spreads”, que no son más que el diferencial de dos instrumentos financieros o commodities, en otros casos es el diferencial del mismo commodity pero con fecha de entrega distinto, y que es mejor conocido como “calendar spread”.
Regularmente los spreads tienen un comportamiento constante, y con una tendencia clara que usualmente definen la oferta/demanda de una industria. En el caso del petróleo, por nombrar tan sólo uno, tenemos “backwardation”, que se refiere a cuando el mes de entrega más cercano supera en precio el mes más lejano; lo contrario se conoce como contango. En el caso de backwardation, bajo condiciones normales en los contratos de petróleo, indica un aumento en la demanda del mismo. Otras tendencias también existen, tales como los bonos del tesoro 2-10 años, que cuando favorecen a los de 10 años en su rendimiento, típicamente indican señales de recesión en la economía norteamericana. Otros casos como el diferencial oro-platino, en más de un 90% favorece al último, por la simple razón de que es un metal más apreciado y de mayor costo; sin embargo, cuando lo contrario sucede se les considera anomalías que tarde o temprano volverá a su diferencial y spread histórico.
Un estudio de la división de commodities de Bank of America ha planteado que sus proyecciones para el verano del 2022 son de US$100 por barril de petróleo, proyecciones que podrían adelantarse ante un invierno de temperaturas frías en este 2021
Un caso similar observamos hoy en día entre el barril de petróleo y la unidad de gas natural, que regularmente, dado su mayor uso en el contexto internacional de su mercado, el oro negro casi siempre es favorecido en el diferencial. No obstante, es de resaltar que desde finales del mes pasado se ha ido desencadenado un fenómeno poco usual donde el equivalente del precio del gas natural supera el del combustible. A fin de tener una idea más clara del fenómeno es de resaltar que el costo de producción de energía en gas natural equivale en el momento a US$120. por un barril de petróleo, lo que nos obliga a preguntarnos ¿por qué esta discrepancia tan inusual?
Meses atrás comentaba en la entrega Gas natural y sus beneficios, que además del gas natural ser una alternativa más limpia que el petróleo y sus derivados, no nos podíamos llamar a engaño, pues su viabilidad depende mucho también de qué tan atractivos sean sus precios en el momento.
Este surgimiento, a nuestro humilde entender, se debe a numerosos factores entre los cuales reinan el aceleramiento del abastecimiento de gas natural por parte de China, por encima de lo normal. Muchos analistas especulan, motivados en crear una impresión de “cielos limpios” para las próximas olimpiadas invernales del 2022, pautadas para celebrarse en este país. Otro factor ha sido el aceleramiento de la exportación de gas natural a Japón, con lo que este país persigue asegurar suficiente suministro para el invierno que se aproxima y no pasar las vicisitudes del invierno del 2020. Por último, el gran proceso de descarbonización a que se ha sometido Europa, principalmente Reino Unido, que inclusive ha recibido elogios por su rápida reducción de emisiones de dióxido de carbono durante la última década, aunque esto se logró aumentado la capacidad de las energías renovables y reemplazando el carbón con gas natural, sobre todo durante los periodos de baja producción de energía eólica.
Para Reino Unido, a pesar de tener una producción muy superior de gas natural que la gran parte de Europa, carece de suficientes instalaciones para almacenamientos, lo que ha forzado al país a diversificar sus fuentes de suministro, creando una competencia entre los mercados globales por la importación del fósil.
Este desbalance global, al igual que la entrada del invierno, puede desencadenar consecuencias inmediatas en los precios del gas natural. Son numerosos los analistas que tienen la idea de precios de hasta US$10.00 MMBtu, lo que equivaldría al costo de producción de energía de US$180, por barril, que nos pudiera conducir a un escenario donde a medida que el GN siga su tendencia alcista, más presión se ejercería sobre otras fuentes de energía, tales como el carbón y el petróleo. Precisamente en el mismo orden, un estudio de la división de commodities de Bank of America ha planteado que sus proyecciones para el verano del 2022 son de US$100 por barril de petróleo, proyecciones que podrían adelantarse ante un invierno de temperaturas frías en este 2021.
Si tomamos el contexto internacional actual, el gas natural, como puente entre las energías no renovables y las energías limpias, al continuar sus proyecciones alcistas podrían conducirnos por un camino muy peligroso, retomando el uso de carbón y petróleo como principales fuentes de energía.