En la República Dominicana el 82% del agua va dirigida a la agricultura, de la cual, se desperdicia en promedio el 70%. Esto quiere decir que el 57% de toda el agua disponible a nivel nacional, se pierda en los campos de cultivos.

El director de la Comisión de Fomento a la Tecnificación del Sistema Nacional de Riego, Claudio Caamaño, dio a conocer este panorama en un encuentro con la prensa, en el que también compartió los planes de esta entidad, para modernizar el sistema de riego a nivel nacional.

Este plan incluye la capacitación, acompañamiento técnico y acceso a financiamientos blandos para los productores, con miras alcanzar un sistema de riego modernizado que reduzca la pérdida de agua, en el sector que más demanda del líquido a nivel nacional. Para lograrlo, la inversión en innovación de regadíos se estima en 972 millones de dólares.

Caamaño explicó que actualmente, solamente se aprovecha el 30% del agua que se utiliza para el riego y el 70 se pierde. La aspiración es que se cambien los números, de tal forma que se logre aprovechar el 70% del agua.

Sostuvo que en los próximos cinco años, se espera lograr una cifra de tecnificación igual a los últimos 40 años. Destacó igualmente que los primeros proyectos pilotos deben comenzar casi de manera inmediata, para este 2022.

Caamaño indicó que mientras los países más ricos hacen un mayor uso eficiente del agua, en República Dominicana -que es de renta media-, no sólo está por encima de la media mundial en el consumo de agua en el sector agrícola, sino también que se encuentra en un consumo más alto que la media de su grupo de ingresos.

Decreto 204-21

El decreto 204-21 crea la Comisión de Fomento a la Tecnificación del Sistema Nacional de Riego para coordinar la elaboración y ejecución de la Estrategia Nacional de Tecnificación de los Sistemas de Riego, que tiene el propósito de la racionalizar el uso del agua en la actividad agrícola, así como fomentar la incorporación de tecnologías que incrementen la productividad, disminuyan el costo ambiental y permitan que nuevas extensiones de tierra puedan ser agregadas a la producción agrícola intensiva.