SANTO DOMINGO, República Dominicana-. La presente entrega de esta semana tiene como objetivo crear conciencia en el ámbito de las entidades bancarias sobre la importancia de introducir el paradigma de la sostenibilidad ambiental en sus actividades relacionadas al financiamiento de actividades productivas.

El sector bancario es relativamente una industria limpia, su impacto es mínimo en el sentido ambiental, si nos referimos exclusivamente a las actividades, procesos u operaciones que se dan en su interior. Sin embargo, las entidades bancarias están involucradas en los asuntos ambientales desde el momento en que actúan como intermediarios financieros, analistas, administradores de los riesgos, inversionistas directos en proyectos o en forma indirecta financiando proyectos.

La actividades de los bancos están orientadas a prestar servicios financieros al mercado a través de sus productos. Precisamente en esa situación es donde se presenta el mayor impacto de los bancos; pues sus clientes, con sus actividades en el desarrollo de sus proyectos, pueden impactar negativamente al medio ambiente.

En los contratos de préstamos comerciales, los bancos redactan sus requisitos y condiciones, asignándole  al cliente la responsabilidad por cualquier daño o impacto negativo causado al medio ambiente. Sin embargo, la responsabilidad debería ser compartida, las entidades bancarias como acreedores deberían involucrarse junto a sus clientes, en el análisis de los posibles problemas y por tanto, en la búsqueda de soluciones camino a la sostenibilidad ambiental.

Los bancos deberían desarrollar sistemas de evaluación de riesgos ambientales de los créditos que incluyan: determinación de fuentes de riesgo ambiental; procesos de evaluación de costos y beneficios ambientales; y que la decisión de otorgar financiamiento esté basada en los costos y riesgos ambientales, y no sólo en los beneficios del proyecto para la empresa o para el banco.

Incluir los riesgos ambientales lleva a incrementar costos que se reflejan en los balances, reduciendo la rentabilidad para el deudor comercial, el mercado financiero da prioridad a empresas con alta rentabilidad en detrimento de las empresas ecoeficientes. Sin embargo, este paradigma debe ser superado, y las entidades bancarias deberían inclinarse al financiamiento de proyectos que no afecten el medio ambiente. Cabe señalar que ya tenemos algunos bancos que sí toman los riesgos ambientales en cuenta a la hora de otorgar un financiamiento comercial, pero no la mayoría.

El riesgo ambiental se refiere a la potencialidad de una acción de cualquier naturaleza que, por su ubicación, características y efectos, pueda generar daños una empresa o persona física al entorno o a los ecosistemas, de conformidad con la Ley No.64-00, que crea el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de fecha 18 de agosto del 2000.

Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

El  Reglamento de Evaluación de Activos aprobado por la Junta Monetaria en fecha 27 de septiembre  de 2017, establece en su artículo 19 sobre los aspectos para la evaluación de capacidad de pago de un deudor, los relacionados al medio ambiente que pudiesen impactar el desempeño futuro del deudor.

Sin embargo, a este reglamento se le debería introducir algunas modificaciones donde se otorguen incentivos favorables al financiamiento de empresas que sean ecoeficientes, se dicten disposiciones expresas a que el deudor comercial deba cumplir con todos los estándares establecidos por el Ministerio de Medio Ambiente, se evalúen los riesgos ambientales de deudor, entre otros aspectos relevantes.

El tratamiento del medio ambiente en los bancos les puede favorecer en su reputación. Sin embargo, una opinión pública negativa sobre el financiamiento de los proyectos ambientalmente riesgosos, puede afecta significativamente a la reputación de una entidad bancaria y a la vez su sostenibilidad financiera.

Las entidades bancarias deberían otorgar financiamientos a empresas que cumplan con los estándares para la preservación de medio ambiente, verificando que sus clientes cumplan con temas cruciales, como son: prevención de la contaminación; uso eficiente de los recursos renovables; políticas de manejo de desechos; procesos de limpieza; manejo de materiales tóxicos, entre otros.

No se pretende que los bancos realicen el papel de inspectores que le corresponde al Ministerio de Medio Ambiente, sino que actúen buscando formar conciencia en sus clientes sobre las consecuencias de dichos impactos.

Los riesgos ambientales pueden y deben ser previstos, los mismos bien evaluados pueden convertirse en oportunidades de negocios, que al final beneficiará no solo al cliente sino también a los bancos, a toda la sociedad dominicana y lo más importante a nuestras generaciones futuras.

La columna “La Banca Dominicana por Dentro”, es desarrollada por Jesús Geraldo Martínez, en el interés de aportar al fortalecimiento del Sistema Financiero Dominicano desde una perspectiva analítica y práctica orientada a la formación de conocimientos y divulgación de informaciones exclusivas de dicho sector. Para contactar con el autor puede escribir al correo jgmartinez20@icloud.com