Energía y precios.

Cuando se habla de energía en los Estados Unidos, inmediatamente pensamos en el estado de Texas. Y es que Texas es el corazón de la industria energética, el principal productor de petróleo y gas natural en Norteamérica, pues de acuerdo al U.S. Energy Information Administration (EIA), representa el 41% de la totalidad de la producción petrolera y el 25% de la producción de gas natural en ese país, hoy se encuentra irónicamente sumergido en quizás su principal crisis energética en más de un siglo.

Todo inició la semana pasada con las extremas temperaturas bajas y gigantescas tormentas de nieve que extrañamente afecta al sur de los EE.UU. Estas adversas condiciones climáticas obligaron a la suspensión del funcionamiento de gran parte de las plantas generadoras de energía. En contexto, de acuerdo con Genspace, que monitorea la utilización de las plantas energéticas, las generadoras de gas disminuyeron de 52% a un 43%, mientras que las de carbón cayeron de un 73% a un 60%, y las nucleares fueron afectadas de un 94% a un 75% de su capacidad.

 Las olas de frio del sur de EE.UU., muy en particular en el estado de Texas, es bueno advertir que tendrán sus efectos en la República Dominicana

El caos que ha arropado al estado sureño experimenta lo que se conoce como una crisis en cascada, al ser afectada por la disminución de producción de energía, mientras simultáneamente sacrifica a los habitantes del estado al urgir de más energía que en circunstancias normales, para poder mantener sus hogares en temperaturas razonables, a lo que se suma el hielo que se ha creado por las muy bajas temperaturas y la nieve caída que han obstaculizado los trabajos de producción de crudo y gas natural.

Otro elemento adverso es que ha quedado evidenciado, tal como ilustra el doctor Michael Webber, una de las más autorizas voces en el mundo sobre el estudio de la energía, en su libro Thirst For Power, la compleja dinámica entre el agua y la energía, donde el sistema energético necesita agua, pero el sistema de distribución de agua necesita energía, y es esa precisamente la situación actual.

Justamente en esa misma obra, aborda circunstancias similares que se presentaron en Texas en el 2011, producto de temperaturas muy frías que provocaron que el sistema eléctrico mermara su producción, dejando sin electricidad a miles de hogares y que se conoce como “el 2011 Texas Blackout”. Y precisamente por lo sucedido, las agencias federales reguladoras de EE. UU. sugirieron en un documento de más de 300 páginas varias medidas que el estado debía de tomar para protegerse ante eventuales extremas condiciones climáticas, las cuales en el momento al parecer no se tomaron.

De todo esto hay dos preocupaciones que me surgen:  la primera es el rol de las energías renovables, y la segunda es cómo podría afectar lo ocurrido a la República Dominicana.

En el caso de las energías renovables, en lo particular me sorprendió mucho escuchar a autoridades del gobierno estatal pronunciarse de manera desmedida y descontrolada sobre el tema, pues por un lado el comisionado  de agricultura para Texas señalaba que el estado no debería gastar un solo centavo más en energía eólica, en tanto el senador por Montana, Steve Daines, expresaba: “Esto es una muestra del porqué debemos depender de energía más segura, como el gas natural y el carbón”. Y nada de sorprender del gobernador del estado tejano, el cual recalcaba a los medios de comunicación que lo acontecido era un problema de las energías renovables.

Pero lo más graciosos aquí es que ni siquiera le pudo llegar a la memoria que ya se le había hecho un sinnúmero de recomendaciones y medidas a tomar para enfrentar climas similares a los que se vive hoy en día, pero además que alrededor del 80% de la energía producida en Texas no es renovable. Por lo anterior es muy oportuno señalar que el martes recién transcurrido, en el inicio de la crisis, que de 45 Gigawatt (GW) que se dejaron de producir, 30 GW provenían de energías no renovables (gas, carbón y plantas nucleares) y que únicamente había un aporte de 15 GW de fuentes de energía renovables, o sea en esto no es un asunto del tipo de energía, es un asunto de no estar preparado para lo “inesperado”

Ahora bien, en lo que se refiere a nuestro país, tal vez no veamos de inmediato el impacto negativo de este berenjenal eléctrico que estamos sufriendo. Veamos, el colapso del sistema eléctrico tejano para cual no estaban preparadas las autoridades ha traído la suspensión del funcionamiento de refinerías y congelación de tuberías de distribución de gas natural, implicando la suspensión del 1/5 de la producción de gas natural y más del 40% de refinados de petróleo en todo el territorio norteamericano. ¿Cuáles serían las amargas consecuencias? Pues sencillamente que en un tiempo relativamente corto se podrían experimentar cambios en la balanza oferta-demanda que incluirían la posibilidad de cancelaciones de órdenes a corto plazo, mientras tanto el WTI, que es nuestro referente para los precios del petróleo, registra los precios más altos desde enero del 2020 y la gasolina reformulada idénticamente también buscando el cielo con precios no vistos desde el 2019.

Las olas de frio del sur de EE.UU., muy en particular en el estado de Texas, es bueno advertir que tendrán sus efectos en la República Dominicana, lamentablemente. Lo sano y aconsejable sería pedir una nueva vez a nuestras autoridades considerar el uso de opciones como una forma de “hedge” para protegernos de la volatilidad de los precios, y a la vez llamar a la oposición política a no tratar de pescar en mar revuelto, pretendiendo jugar al populismo, pues le infringiría un enorme daño al país y entonces perderíamos todos.