La violencia interna que está sufriendo Haití, más algunos incidentes en la frontera domínico-haitiana, han incentivado a los grupos neo-nacionalistas y demás irracionales que consideran a Haití como nuestra principal amenaza y que ven la migración haitiana como el riesgo mayor para la soberanía de la República Dominicana.

Algunos políticos irresponsables tratan de pescar en esas aguas del nacionalismo, y son ellos precisamente los que motivan que en momentos como el actual se creen movimientos violentos e intolerantes, que amenacen la seguridad de los ciudadanos, como ha ocurrido con el periodista Marino Zapete, o que se proclamen defensores de la soberanía y comiencen a actuar como las hordas fascistas en la Europa dominada por las ideas hitlerianas.

Utilizar el tema haitiano para ganar adhesiones políticas es una posición irresponsable. Quien sea que se sirva del tema haitiano, y siembre odio para ganar votos, está cometiendo un crimen contra el país. Algunos se promueven como los que construirían el muro, como los que terminarían con la migración haitiana o los que -rememorando a Trujillo- tendrían el coraje para hacer una especie de chapeo, como en 1937. Locura e irresponsabilidad, que obviamente sería imposible en estos tiempos.

Las voces más atendibles son las de empresarios como Juan Vicini y Fernando Capellán, que tienen un proyecto de frontera con creación de empleos y generación de riqueza. O la de Pepín Corripio, que ha dicho que los dominicanos debemos cuidar y proteger las relaciones con Haití.

Esto fue lo que dijo Corripio sobre las relaciones con nuestros vecinos haitianos: “No debemos tener problemas con un vecino, sobre todo cuando el vecino es el mejor cliente. A mí como empresario no me gustaría tener problemas con mi mejor cliente, y Haití es el mejor cliente del país y hay que evitar confrontación. Ese es mi criterio conciliador y racional”.

Fernando Capellán, líder del grupo empresarial CODEVI, que está generando más de 10 mil empleos en la frontera, también ha dicho con mucha claridad que quienes hablan de un muro no saben de lo que están hablando: “Hay mucha gente que habla de muro sin tener el más mínimo conocimiento de la importancia que tiene Haití para el desarrollo de República Dominicana”.

Juan Vicini, parte de un grupo empresarial con grandes inversiones en industria, agricultura y energía, apoyó la generación de empleos en la frontera, al decir:

El ejemplo de inversión de CODEVI de manufactura ligera para productos competitivos para el mercado norteamericano del lado haitiano, combinado con valor agregado en República Dominicana, y aprovechando las infraestructuras logísticas, de importación y de seguridad jurídica dominicana, la visión seria multiplicar eso y replicarlo para generar empleos de ambos lados”.

Miguel Vargas Maldonado, Ministro de Relaciones Exteriores, también fue abordado sobre el tema del muro en la frontera, y fue claro que entiende se trata de una exageración y una opción inviable, en cualquier circunstancia: “en estos tiempos lo más importante es una migración ordenada”, dijo.

Por otro lado, veamos a continuación el punto de vista del Instituto Duartiano:
“La construcción de un muro en la frontera no resolverá el flujo de ilegales haitianos hacia territorio dominicano. Lo que el país debe hacer es contribuir con el desarrollo del pueblo haitiano para reducir en alguna medida esa migración irregular”.

El secretario general del Instituto Duartiano, Manuel Rodríguez Grullón, explicó que cuando hay un país con mayor desarrollo que su país vecino, siempre suceden las migraciones. No obstante, dijo en el año 1844, al nacer la República Dominicana, cuando Haití tenía mayor desarrollo, los dominicanos nunca emigraron hacia ese país. Asimismo, propuso estudiar la posibilidad de incluir en el Presupuesto una partida para proyectos de cooperación para ayudar al pueblo de Haití.

Estas son las voces que la sociedad dominicana debe atender sobre nuestras relaciones con Haití, y no las voces oportunistas e irresponsables, que quieren fomentar el miedo y con ello incentivar el odio y la violencia. No es ese el camino del desarrollo. Los empresarios tienen mejor visión que los políticos sobre este tema delicado de nuestra actualidad y del futuro.