Hoy domingo son las elecciones dominicanas para escoger presidente y vicepresidente, senadores y diputados. Concurrimos a este importante proceso político y ciudadano en medio de una pandemia de coronavirus que ya lleva 36 mil infectados y casi 700 fallecidos.
Desde la pasada semana el país abrió sus fronteras, terminó lo que el presidente llamó la desescalada, e inició un proceso de apoyo a la reinserción en las actividades tradicionales.
Desde el pasado jueves a medianoche concluyó la campaña electoral, pero como ha sido tradición, algunos partidos y candidatos no acogieron el mandato de la ley, y continuaron con su campaña como si nada se lo impidiera. Otros publicaron encuestas, y trataron de seguir convenciendo a los votantes potenciales de que son la mejor opción, aunque sea violentando los procedimientos democráticos.
Lo que hemos visto en los últimos días es terriblemente nocivo para el país, para la democracia y para la salud de la población dominicana. El Gobierno decidió entregar recursos adicionales a todos los beneficiarios de la Tarjeta Solidaridad, se cuenta que adicionó 5 mil pesos a cada miembro de ese programa. Se trata de una acción deleznable y desconsiderada, para no identificarla como un esfuerzo desesperado para obtener el beneficio del voto de esos beneficiarios de los programas sociales del gobierno. ¿De dónde ha salido ese dinero, subrepticiamente? Es seguro que no estaba contemplado en el presupuesto nacional del 2020 para distribuirlo el día antes de las elecciones nacionales.
Esa distribución de dinero es un oportunismo imperdonable, censurable y punible, en caso de que existiera realmente una Procuraduría Especializada en los delitos electorales.
Otras informaciones cuentan que los beneficiarios del programa Pa tí, que se concibió para beneficiar a las personas que han perdido sus empleos por el Covid-19, también recibieron dinero adicional unas horas antes de las elecciones, pese a que la entrega debía hacerse el día 7 o el 8 de julio. Esos ingresos adicionales en estos programas sociales provocaron que muchas personas corrieran hacia los supermercados. Las filas eran muchas y masivas, cosa que debió evitar el gobierno si realmente trabaja con procedimientos para evitar las aglomeraciones. Una gran parte de los supermercados de los barrios populosos de la capital se llenó de personas, sin ningún tipo de protección o distanciamiento.
Esta fue otra escena ocurrida en barrios de la capital: En las estaciones de vehículos, en las calles, militantes y activistas del candidato oficialista, distribuían dinero en efectivo y entregaban boletos de transporte que podrían ser utilizadas en la ida y en la vuelta al centro de votación. Una acción inconcebible, y prohibida por demás, fue realizada con impunidad y en evidente desobediencia de la prohibición de las autoridades electorales.
Otras sorpresas fueron comprobadas ayer, relacionadas con las elecciones de hoy. Militantes de partidos opositores, especialmente de Fuerza del Pueblo y del Partido Revolucionario Moderno, detectaron numerosas valijas enviadas por la Junta Central Electoral a centros de votación con el número de la presilla de seguridad que no coincide con los números de la lista que entregó la JCE a los partidos políticos. Se teme que haya habido cambios en el padrón de esas valijas, y al final del sábado pudieron identificarse 32 casos de no coincidencia entre lo enviado por las autoridades y lo que remitieron a los partidos políticos.
Dirigentes del PLD dijeron que habría más de 3 mil colegios -casi 4 mil- en que los funcionarios electorales, que serían miembros de partidos opositores, tendrían la orientación de no cumplir con su responsabilidad, para evitar las votaciones y para anular las elecciones. Resulta poco creíble esa versión, y coloca a los denunciantes ante una extrañísima condición de ser, precisamente ellos, los que pudieron haber concebido lo que denuncian. Los partidos en general, con excepción del PLD y sus aliados, aspiran a elecciones y han exigido celebración de elecciones limpias, transparentes y justas.
Pocas veces el PLD había producido tantas denuncias en un proceso electoral. Previamente había hecho acusaciones sin fundamentos, sin pruebas, contra partidos opositores, Participación Ciudadana, y periodistas, de concebir un plan para utilizar personas con indumentaria del PLD, comprando votos. Un partido político que se dice ganador de las elecciones jamás realiza tantas maniobras para evadir una participación transparente en un proceso electoral.
Las elecciones tienen que ser limpias y justas, y estos casos que se han presentado a última hora, además de los que pudieran desconocerse, son una evidencia de actuaciones antidemocráticas, que no se corresponden con la práctica y convicciones expresadas por el presidente Danilo Medina.