El veto presidencial es una prerrogativa que tiene el Poder Ejecutivo, y Danilo Medina lo ha ejercido en el caso de Loma Miranda, zona fue fue convertida en parque nacional por el Congreso Nacional.
El documento preparado por el Presidente, y remitido a la presidenta del Senado, Cristina Lizardo, es una pieza bien sustentada legalmente, en donde se pone en evidencia las debilidades del proyecto aprobado por el Congreso Nacional.
Tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República actuaron en forma precipitada, llevados por una especie de populismo legislativo que se llevó de encuentro a prácticamente toda la matrícula del Poder Legislativo, con algunas excepciones.
Pero el quehacer legislativo, lo mismo que en el judicial, debe ponerse en práctica sin atender a reclamos ni a sentimientos, por muy nobles y masivos que éstos parezcan o efectivamente sean.
No hay que olvidar que el presidente del Senado anterior, Reinaldo Pared, hizo votos de compromiso frente a la Iglesia Católica, de que Loma Miranda sería convertido en parque nacional. Y claro, Reinaldo estaba abonando el terreno para su particular campaña electoral al interior y al exterior del Partido de la Liberación Dominicana.
No obstante, quien presidió el Senado cuando se aprobó la ley fue Cristina Lizardo, una mujer sobre la que nadie puede poner en duda que ha sido una de las fieles seguidoras del presidente Danilo Medina, y que nunca conspiraría contra la popularidad de su líder, y ella no anda en menesteres de candidatura presidencial, como su anterior colega en la presidencia del Senado.
Si el plan era meter al Presidente en camisa de once varas, y de paso quitarle parte de la popularidad que él ha conservado durante los primeros dos años de gestión, entonces fue bien pensado y mejor ejecutado.
El documento del Poder Ejecutivo está bien fundamentado, y contiene una denuncia muy seria sobre el trabajo irresponsable de los legisladores: sustentaron la ley de Loma Miranda en leyes ya derogadas, lo que resulta una vergüenza y la evidencia de que los congresistas ni leyeron siquiera el proyecto de ley que les fue presentado ni revisaron el sustento legal en que fue sustentado. Puro populismo legislativo.
Veamos qué dice el presidente Danilo Medina en su documento:
La ley objeto de esta observación se ha sustentado en numerosas disposiciones normativas que se encuentran derogadas, como la Ley 5914, del 22 de mayo de 1962, de pesca, derogada por la Ley No. 307-04 del 3 de diciembre del 2004 que crea el CODOPESCA; la Ley No. 55, del 22 de noviembre de 1965, que instituye el Sistema Nacional de Planificación Social, Económica y Administrativa, derogada por la Ley No. 496-06, que crea la Secretaría de Estado de Economía, Planificación y Desarrollo; la Ley No. 4378 del 10 de febrero de 1956, derogada por la Ley No. 247-12, Orgánica de la Administración Pública del 9 de agosto de 2012; el decreto No. 301, del 11 de octubre de 1978, que disponía que la Dirección General de Foresta y la Dirección Nacional de Parques coordinarán sus actividades de común acuerdo con la Secretaría de Estado de Agricultura y dictaba otras disposiciones; el Decreto No. 32, del 27 de enero de 1978 que creaba e integraba el Consejo Nacional de Fauna Silvestre; el Decreto No. 216-98, del 5 de junio de 1998, que creaba el Instituto Nacional de Protección Ambiental, derogados por la Ley No. 64-00; y el decreto No. 340-92 del 18 de noviembre de 1992 que creó e integró la Comisión Nacional para el Seguimiento a los Acuerdos de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo, derogado por el Decreto No. 294-01 del 28 de febrero de 2001.
Si el presidente tiene razón -y hasta prueba en contrario, la tiene- los senadores y diputados debían estar avergonzados de lo que hicieron. Sustentar una ley en numerosas leyes derogadas es una estafa. ¿O era una forma de engañar a los que reclamaban Loma Miranda como parque nacional? No es posible que la vileza llegue hasta ese punto.
Algo que no se entiende es por qué el presidente Medina dejó que el Congreso Nacional llegara hasta el punto de aprobar la ley y remitirla, sin antes advertirle que estaba en un camino ilegal y que debía estudiar mejor la propuesta. El presidente Danilo Medina es del PLD, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados son del PLD. Es decir, esa postura de esperar a que metieran la pata era presumible en un caso en que haya tirantez entre el Congreso y el Gobierno. No es este el caso.
¿Pudieron los legisladores seguidores de Leonel Fernández influir para que la ley se aprobara, y de paso quitarle popularidad al presidente Danilo Medina? No lo sabemos. El Congreso aprobó casi a unanimidad la pieza, y lo hizo con una rapidez inusitada.
Si el plan era meter al presidente en camisa de once varas, y de paso quitarle parte de la popularidad que él ha conservado durante los primeros dos años de gestión, entonces fue bien pensado y mejor ejecutado. Invisible, manos ocultas, causa popular, protestas en casi todo el país, reclamos populares y de las iglesias. Servido en bandeja.
Y el presidente esperó a que todo se cumpliera hasta que la ley llegara. Ahora las protestas contra el presidente son clarísimas, las agresiones contra el presidente son abundantes, muchas de ellas procaces y pervertidas.
El presidente conoce que esto afectará su popularidad, pero que la nación y la defensa de la legalidad están por encima de su figura, como lo hizo con la ley 169-14 y con el reglamento emitido en el decreto 250-14.
El panorama es oscuro, sin embargo, y políticamente es posible que muchas cosas comiencen a cambiar ahora, con un probable desencanto de la población con el presidente Danilo Medina. Eso implica que hay vientos que soplan fuertes, y no precisamente en la orilla de la oposición política al PLD como partido.