Víctor Díaz Rúa está acusado por el Ministerio Público de lavado de activos, prevaricación, recepción de sobornos de la empresa Odebrecht, y otros delitos tipificados por el Código Penal Dominicano.
Por una acusación parecida, había sido investigado por la Fiscalía del Distrito Nacional, y luego de muchos hallazgos y audiencias, el influyente secretario de Finanzas del Partido de la Liberación Dominicana, consiguió que un juez decidiera archivar ese expediente, y la fiscal Yeni Berenice Reynoso se vió imposibilitada de seguir investigándolo con propósito de inculparlo penalmente.
A diferencia de Félix Bautista, el ingeniero Víctor Díaz Rúa tiene abolengo, y su historia política está relacionada con los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer. Llega al PLD de las manos del doctor Leonel Fernández, y fue director del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA).
El enriquecimiento de Díaz Rúa, en forma grosera, se produjo desde el inicio del segundo período de gobierno del doctor Fernández, y luego de que se le designara en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, en sustitución del ingeniero Freddy Pérez.
Díaz Rúa se adhirió al PLD, de la mano del presidente Fernández, llegó a la secretaría de Finanzas del PLD, y su fortuna fue creciendo como una burbuja en medio de la impunidad, la falta de transparencia y el toma y daca de concesiones y proyectos, como bien lo describe el Ministerio Público en su acusación contra este hombre poderoso e inmensamente rico.
Félix Bautista había acumulado el récord de introducir la suma máxima de dinero como lavado de activos a través del sistema financiero dominicano, según el Ministerio Público, cuando Francisco Domínguez Brito lo acusó de haber lavado 27 mil millones de pesos. Díaz Rúa acaba de romper ese récord, con la nueva acusación en su contra, por lavar aproximadamente 35 mil millones de pesos. Estos datos son parte de la acusación que ha formulado el Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez al ingeniero Víctor Díaz Rúa.
El Ministerio de Obras Públicas fue siempre un objetivo supremo del ingeniero Díaz Rúa. Merodeaba alrededor del doctor Fernández, buscaba apoyo para que se le viera como posible ministro de Obras Públicas, hasta que finalmente lo consiguió. El doctor Fernández, a partir de entonces, fue su gran padrino. Y Víctor Díaz contrató, subcontrató, rescindió contratos y volvió a firmarlos con nuevas condiciones, siempre sacando tajas notables para sí y para su entorno, incluyendo a sus superiores.
En los corrillos empresariales y políticos las anécdotas sobre la riqueza efectiva de Díaz Rúa sonaban en abundancia. Fue tanta su petulancia sobre sus millones de dólares, que quiso compararse con fortunas multimillonarias en dólares de familias que durante casi un siglo han trabajado y construido empresas en la República Dominicana. Fue tanta su fama que se ganó una popular caricatura que combinaba dos personajes: Yuleidy y Don Tulio, del genial caricaturista Harold Priego, en Diario Libre, como símbolos del uso y abuso de los recursos del Estado, con una despampanante megadiva, conocida como “segunda base”, que era Yuleidy.
En sus lealtades políticas y de negocios Díaz Rúa responde, en primer lugar, a su líder Leonel Fernández. Fue en sus dos últimas administraciones que amasó una de las fortunas más grandes que se conozca en funcionario alguno, de acuerdo con el Ministerio Público, y el presidente de la República lo apoyó, le dio músculos llevándolo a una posición en el Comité Central del PLD, y posteriormente puso sus fuerzas en el poder judicial a su servicio, para doblar el pulso de la investigación de la fiscal del Distrito Nacional.
Hay sin embargo una diferencia notable entre Víctor Díaz Rúa y Félix Bautista, en relación con el doctor Leonel Fernández: Félix tiene a Leonel como una especie de Dios del Olimpo, a quien todo lo que pide se le concede, y Díaz Rúa, aunque trata de satisfacer las necesidades del doctor Fernández, pone en primer lugar su propio bienestar y opulencia. La riqueza de Félix Bautista está al servicio de los intereses políticos del doctor Fernández, y la de Díaz Rúa privilegia su particular concepción y disfrute de la vida, aunque agradezca y esté disponible, para lo que el doctor Fernández necesite.
Por eso, Díaz Rúa es una incógnita en el esquema de impunidad que se ha creado alrededor del ex presidente dominicano. Poniendo las dos figuras en una balanza, ante la justicia dominicana o ante el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Díaz Rúa podría cooperar y confesar, pero Félix Bautista no.
El doctor Fernández tiene el criterio, desde hace muchos años, que los presidentes necesitan personajes como Félix Bautista y Víctor Díaz, entre otros, para poder sostener la actividad política, como centro de ocupaciones, sin recurrir a un empleo o a compromisos académicos remunerados. Los sueldos que reciben los ex presidentes dan para poco, en caso de que se mantengan activando políticamente, como es el caso del doctor Fernández.
Leonel Fernández es el autor, creador y sostenedor de la mayor parte de todo cuanto hicieron Víctor Díaz, Félix Bautista, Diandino Peña, Carlos Osoria, Luis Manuel Bonetti, y algunos más, porque era su manera de sostener su fundación Global al salir del poder, y de sostener por siempre sus aspiraciones presidenciales, aún en las peores circunstancias.
Para el doctor Fernández, el ingeniero Díaz Rúa podría ser una incógnita en caso de que se le persiga a él por actos reñidos con la ley y la transparencia. Félix Bautista no debe preocuparle.