El jueves 1 de noviembre el presidente Danilo Medina viajará, invitado por el presidente de la República Popular China, a Beijing y luego visitará Shanghai, como parte de la visita oficial, luego de que la República Dominicana y la República Popular China establecieran formalmente relaciones diplomáticas en junio de este año.

Medina sostendrá reuniones con las más altas autoridades de China, comenzando con el presidente del país, primer secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, con el primer ministro y con el presidente de la Asamblea Popular.

Para establecer relaciones con la República Popular China dejamos atrás más de 70 años de relaciones y cooperación de Taiwán con la República Dominicana. China se ha convertido en una gran potencia, y la República Dominicana debe encontrar las vías para hacer negocios rentables con el país más poblado de mundo, y con una de las economías más pujantes del planeta.

Medina se reunirá con empresarios e inversionistas y tendrá que ofrecer garantías de estabilidad, respeto a la propiedad y a la inversión extranjera, aparte de las ventajas que deberá ofrecer a quienes deseen invertir en nuestro país. China es también un fuerte suplidor de préstamos, área en la que Danilo Medina ha demostrado muchísima osadía.

El establecimiento de relaciones con la República Popular China nos ha permitido tener acceso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, posición que ocuparemos por un año a partir del primero de enero del 2019, y nos representará el empresario José Singer, designado por Danilo Medina para tan delicada posición. Luego no ha habido ningún acuerdo, ningún anuncio trascendente, ninguna inversión significativa, como denunciaron los taiwaneses al momento de la ruptura de relaciones por parte del gobierno dominicano.

El viaje a China es una oportunidad para fortalecer lazos de amistad y de negocios. La República Dominicana busca sacar ventajas de las relaciones con otros países, como lo hacen todos los gobiernos del mundo. No hay que excederse, ni confiar que los chinos puedan representar ninguna solución a ningún problema en particular. Los chinos han mantenido relaciones diplomáticas y de amistad con Cuba, por ejemplo en nuestra región del Caribe, y desde 2016 establecieron relaciones con Panamá. Estaría por verse la ventaja que tendría la República Dominicana al abrirse con China, por ejemplo en el ámbito del turismo, la inversión o los préstamos a bajas tasas de interés.

Estados Unidos, el socio comercial más importante de la República Dominicana, está observando los pasos que damos. Es parte de nuestra soberanía y nadie debe inmiscuirse en nuestras decisiones diplomáticas. Eso es cierto teóricamente. Ya Estados Unidos llamó a consulta a su embajadora en la República Dominicana por el tema de las relaciones con China. El turismo, las remesas, las zonas francas y la extraordinaria población migrante que tenemos en los Estados Unidos nos hace dependiente de la gran potencia del norte. Esa potencia tiene ahora un presidente temperamental y agresivo. Hay que cuidar las formas.

Por más confiado que esté nuestro presidente de que el país está haciendo lo correcto, y de que sea cierto que hace tiempo debimos establecer relaciones con la República Popular China, no hay que fiarse demasiado. Los chinos no regalan nada, como se ha demostrado en Venezuela y en los países africanos donde han establecido relaciones diplomáticas. Los chinos van por recursos, o por materias primas. Si tenemos la oportunidad de sacar ventajas en estas relaciones, hagámoslo pero no pongamos en riesgo otras relaciones -ya firmes y ventajosas- con otros países.