Venezuela, como era previsible, pasa por un momento de tensión. La oposición no acepta al gobierno surgido de un proceso electoral con partes oscuras y sin una auditoría de las votaciones.
El Tribunal Electoral reconoció muy rápidamente a Nicolás Maduro como presidente, pese a lo ajustado de las votaciones. Los organismos oficiales, controlados por el chavismo, dieron de lado a las peticiones de transparencia. La legitimidad que requiere el gobierno se consigue con claridad en los procesos y no con la imposición.
La fuerza militar y el poder de la mayoría siguen creando tensiones. Hay violencia en las calles y en hay violencia en el Congreso. Diosdado Cabello, presidente del Congreso, dice que si la oposición no reconoce al gobierno no tiene derecho a la palabra en las cámaras legislativas.
Cuatro legisladores han sido agredidos físicamente. Es una agresión que no puede ser defendida por ningún gobierno que se precie de democrático. El gobierno dominicano no puede ni debe respaldar este tipo de acciones contrarias a la democracia.
El presidente Danilo Medina acudirá el sábado a la Isla Margarita, a una reunión de los países miembros de Petrocaribe, atendiendo a una convocatoria de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. La cuestión se pinta compleja, porque Maduro utilizará el petróleo para exigir apoyo político. Quid pro Quo, como se dice en latín.
¿Debe el gobierno dominicano aceptar una situación como esta? Pensamos que no.
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