Urge que el Estado dominicano comience a poner en marcha un amplio programa de educación ciudadana sobre la conducción automovilística responsable. Hace Más de un año que la Dirección de Comunicación de la Presidencia de la República promovió una campaña educativa mostrando los más aparatosos accidentes de tránsito registrados en las cámaras del sistema 911.

Ahora corresponde al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) tomar las riendas de este esfuerzo. Hace falta que la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) se sume aplicando las normas, aumento la presencia de sus agentes a las más variadas horas del día y de la noche, para que quienes provocan los accidentes paguen por sus actos, y preventivamente puedan ser sancionados.

Nos hemos acostumbrado a violar todas las normas de tránsito terrestre. Nos hemos convertido en testigos pasivos de cómo gente irresponsable realiza los actos indebidos más insólitos, y apenas nos alarmamos dentro de los vehículos en que vamos, sin tomar medidas que lleven a las autoridades a identificar y apresar a los violadores de las normas y de los derechos de los demás.

Los accidentes son una plaga, y generan diariamente tragedias. Gente joven y productiva está muriendo o quedando mutilada por accidentes que bien pudieron evitarse con una conducción responsable.

Necesitamos la actuación del INTRANT y de la AMET en las calles, con disposiciones y sanciones ejemplares. Las leyes conceden derechos a las autoridades para detener y someter a la justicia a los violadores de las normas de tránsito. Los sistemas de semáforos que se han instalado en toda la ciudad, y que están en todo el país, tienen un altísimo costo económico. Pero no funcionan para algunos ciudadanos, que no los respetan. Y no pasa nada.

Las señalizaciones que se han hecho de las obras viales han costado mucho esfuerzo y dinero público, pero no se respetan. Y todos los días mueren personas. Algunos atropelladas por vehículos o por motocipletas, otras por colisiones. Los heridos son miles. República Dominicana se ha convertido en el país de mayor letalidad en los accidentes de tránsito. Esto debe tener una respuesta del gobierno.

Este miércoles publicamos la información de un nuevo accidente tránsito. “Dos personas resultaron muertas y al menos quince sufrieron heridas de diversa consideración al colisionar esta mañana un vehículo todo terreno con un autobús, cuando circulaban por la carretera Sosúa-Cabarete, Puerto Plata, en el norte de la República Dominicana”.

La nota periodística del día anterior era peor: Fueron seis las personas que murieron al deslizarse su carro al canal de riego que conecta con el proyecto Aglipo II, en la carretera Arenoso-Ciénaga Vieja, provincia Duarte.

“Las víctimas son los hermanos  Cristian y Joel Lora Robles de 20 y 25 años; los esposos Susana de la Cruz Mora, 18 y Jhon David Ozuna de 24, miembro del Ejército de RD; una estudiante de unos 13 años y otro muchacho, cuyos nombres no fueron suministrados”.

No podemos seguir generando diariamente tragedias porque los conductores no tienen formación ni prudencia, o porque no se respetan las normas de tránsito. El desafío es del INTRANT, que tiene en sus manos la responsabilidad de comenzar a poner a prueba las leyes que se han aprobado en los últimos meses para corregir esta locura.