La violencia parece haber inundado la vida del joven John Percival Matos. Por lo menos en los últimos años de vida, luego de su salida del Ejército Nacional, se vio involucrado en varios casos delicados, relacionados con imputaciones que le hacían instancias estatales.
En un primer momento, su padre el general retirado Rafael Percival Peña, salió en su defensa y declaró muchas veces que había una trama contra él como cabeza de familia y que las imputaciones a su hijo John eran el resultado de su lucha legal para ser reintegrado en el aparato militar dominicano.
Las actividades de John Percival Matos continuaron hasta caer en la clandestinidad, luego de haberle sido imputado un hecho criminal del que las autoridades mostraban evidencias: el crimen cometido contra un agente de seguridad bancaria en Bella Vista Mall, y el asalto a un camión de transporte de valores que brindaba servicios al Banco del Progreso.
¿Pudo ser más diligente el general retirado Rafael Percival Peña para que su hijo se entregara, sin violencia, a las autoridades y fuese procesado judicialmente? No lo sabemos. Solo él podrá analizar ahora las circunstancias en que estaba envuelto su hijo y sus propias posibilidades para salvarle la vida. Incluso, el ministro de Defensa, general Rubén Darío Paulino Sem, la mañana del mismo miércoles en que cayó abatido John Percival Matos, conversó por teléfono con su padre y le pidió apoyo para evitar derramamiento de sangre.
Lo ocurrido después parece que desbordó todas las previsiones tanto de la familia del ex militar John Percival Matos, como de las autoridades que le perseguían. El hallazgo y la persecución del joven derivó en una carnicería humana. Lamentable el procedimiento.
La escena de los acontecimientos, un motel en Bonao, no deja dudas de que dentro del motel hubo disparos, y muchos, y que hasta dentro de baño del motel hubo disparos. Posteriormente Percival Matos resulta muerto, según las autoridades, dentro de un vehículo y se encontraba desnudo. Hay imágenes que generan más dudas todavía, cuando se observa a militares y policías disparando al vehículo que presumiblemente utilizaba Percival Matos: por lo menos una persona que se movía detrás del vehículo y que le pedían salir de allí.
El general retirado Rafael Percival Matos ha dicho estar convencido que su hijo murió dentro de la habitación, y que fuera solamente hubo una simulación. Posteriormente el general jefe de las operaciones en el lugar, Virgilio Pacheco Garabito, ofreció declaraciones a los medios negando que esa persona muerta fuera el señor John Percival Matos ¿Cuáles razones le habrán llevado a decir ante el país que no era quien ya el Palacio Nacional y el Palacio de la Policía habían confirmado que sí era el buscado ex oficial del Ejército Nacional?
Salvado las diferencias, tal vez a Percival Peña le corresponda recordar las palabras de Don Emiliano Tejera cuando le fue presentado el cuerpo destrozado de su hijo, general Luis Tejera, luego de participar en el magnicidio del presidente Ramón Cáceres: “bien muerto, pero mal matado”, por la saña de los militares que participaron en la acción.
Corresponde un buen informe de la Policía Nacional, que no deje dudas sobre la forma en que ocurrieron los acontecimientos. La Policía Nacional tiene mecanismos para reducir a la obediencia a una persona, por más armada que se encuentre, sin que necesariamente se acribille en la forma en que se hizo con este imputado.
De haber salvado la vida de Percival Matos las autoridades habrían podido recibir informaciones sobre las acciones delictivas que se le imputaban y sobre las complicidades que sus actos obtuvieron. Era una posibilidad, que ahora queda absolutamente imposibilitada, a menos que los otros cómplices puedan ser detenidos con vida y declarar en un proceso legal, con todas las garantías que la Constitución y las leyes les reservan.