El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán, no debe pasar por alto la memorable comunicación que le remitieron esta semana dos magistrados, porque le ofrece la oportunidad de enmendar un error del más alto tribunal de justicia del país, al excluir totalmente del Consejo Nacional de la Magistratura a los jueces miembros de la carrera judicial.
Los magistrados Julio César E. Canó Alfau, Juez Presidente de la Corte Penal del Distrito Nacional, e Ysis B. Muñiz Almonte, jueza de la Segunda Sala de la Corte Penal del Distrito Nacional, dieron en la diana al identificar a los dos miembros de la SCJ en el Consejo de la Magistratura como "externos" a la carrera judicial, pese a que el numeral 7 del artículo 178 de la Constitución de la República dice que tiene que ser un juez distinto, vale decir, miembro de la carrera judicial, el segundo que represente a ese órgano en el CNM.
Fue el pleno de la SCJ que designó a Fran Soto como el segundo miembro de ese órgano en el CNM. Con esa sola decisión, como afirman los dos jueces de corte en su carta, se dejó fuera a por lo menos el 75% del poder judicial de la República Dominicana. Claro que fue una decisión política, pero contraria a lo que establece la Constitución.
Canó y Muñiz dicen que el proceso de sustitución de Fran Soto es fácil y solo requiere que la Suprema Corte de Justicia sea convocada y enmiende su error, designando un juez de carrera como secretario del Consejo Nacional de la Magistratura.
De eso modo la Suprema Corte de Justicia respondería y demostraría su buena voluntad con los reclamos de casi la totalidad de la sociedad que solicita que los jueces sean independientes y que haya transparencia en su selección.
El CNM es un organismo político, integrando por políticos, y de sus ocho miembros solo se reservó dos posiciones a la Suprema Corte de Justicia. Se entiende que esos dos debían ser jueces independientes y de carrera, pero en este caso son dos jueces también adheridos a un partido político, con lo cual se anula la representación de la carrera judicial y se elimina cualquier posibilidad de legítima representación del órgano judicial por excelencia.
La carta de los dos magistrados es muy clara y está bien justificada. Tiene elementos jurídicos bien sustentados. Es lo que desean casi la totalidad de los jueces de carrera del país. Nuestro deseo es que Mariano Germán, como presidente de la Suprema Corte de Justicia, acoja esta solicitud.
Sin embargo, en caso de disgustarse por la carta, porque la misma pone en evidencia una irregularidad, que no se torne vengativo contra los magistrados Canó y Muñoz. Por méritos propios, por su historial, formación y conducta, Canó debió ser miembro de la Suprema Corte de Justicia. Tiene todo el derecho, porque otros con méritos menores y con historial más corto que él, han llegado al alto tribunal. Y en este caso Mariano Germán no tendría razones para asumir medidas represivas.
En el caso de Ysis B. Muñiz, aspirante a una de las posiciones en la Suprema Corte de Justicia, debido a que se inscribió su nombre entre los 136 aspirantes, tampoco debía ser coartada en su derecho ni limitada en su libertad para reclamar algo que es por ley que corresponde, para la sanidad del Poder Judicial del país.
Mariano Germán tiene en este momento la oportunidad de producir un cambio en la representación de la Suprema Corte de Justicia en el Consejo Nacional de la Magistratura. No solo los jueces de carrera lo celebrarían y aplaudirían su decisión, sino también una gran parte de la sociedad dominicana.