La decisión del gobierno dominicano de retomar el diálogo con el gobierno haitiano, con la mediación de Venezuela, es correcta y debe recibir el apoyo de toda la sociedad.
La labor del gobierno de Venezuela, con la participación de los miembros de CARICOM, es un gran apoyo que los dominicanos debemos recibir con alegría, porque se trata de un nuevo esfuerzo para que el país adopte decisiones justas y no deje desamparadas a miles de personas que nacieron en la República Dominicana, hicieron su vida aquí, son ciudadanos dominicanos, y como consecuencia de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional pudieran quedar desnacionalizadas.
Las declaraciones del presidente Danilo Medina son inteligentes y responden a la realidad que tiene planteada el país y el gobierno, como desafío para buscar una avenencia dialogada a la desnacionalización colectiva decidida por el Tribunal Constitucional.
Históricamente las relaciones de RD y Haití han sido conflictivas. Los gobiernos de ambos lados de la isla han querido utilizar para su particular beneficio las debilidades internas que descubren, de uno y otro lado, y siempre ha habido querellas. Solo hay que revisar la historia.
Otra cosa son los prejuicios y las actitudes de odio, racismo, xenofobia y violencia que pudieran incentivarse, o las violaciones a los derechos humanos de los ciudadanos dominicanos en Haití y de los ciudadanos haitianos en la República Dominicana.
"No podemos separarnos y los problemas coyunturales que han surgido deben ser resueltos entre nosotros sentándonos en la mesa, hablando, cada quien aceptando el sacrificio que tenga que aceptar, pero avanzando". Son las palabras del presidente Danilo Medina.
Y ha dicho más el presidente dominicano. Algo que es y seguirá siendo una verdad de Perogrullo, pero que algunos siguen negándose a admitir: "Siempre he creído que la República Dominicana y la República de Haití estamos unidos hasta que la muerte nos separe". Eso dijo el presidente dominicano Danilo Medina. Y esa es la verdad.
Bienvenido sea el diálogo: