El ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, anunció esta semana, sin ninguna parafernalia que el gobierno no podrá realizar la construcción de la carretera Cibao-Sur, que se proyectaba entre Santiago y San Juan de la Maguana, debido al alto costo de la obra y la carencia de recursos para emprender un proyecto de esa magnitud.
El anuncio se hizo en Higuey. "El gobierno tiene recursos limitados. Embarcarse en una carretera que no tenemos seguro cuánto le va a costar al Estado, era una irresponsabilidad". El funcionario hizo un estimado de que la obra podría suponer un costo por encima de los 400 millones de dólares.
Unos días antes dos obispos católicos habían comparecido al Palacio Nacional, con planos en manos, para estimular a las autoridades a construir la obra, que había sido señalada por algunos ecologistas como un crimen de lesa ecología contra la Cordillera Central, sin que representara ningún beneficio económico para el Cibao o el Sur, porque ambas regiones producen renglones agrícolas parecidos, y porque apenas sería una vía turística para curiosos.
De acuerdo con el ministro Gonzalo Castillo, los obispos recibieron la propuesta de construir la vía que va desde San Juan – Sabaneta -Boca de los Arroyos y por el Norte la construcción del tramo Mao – Monción y Sabaneta. Esto fue propuesto como solución por el Gobierno, "en lugar de los trazados originales que iban por El Rubio y los Ramones".
Todo el mundo sabía, desde el principio, que esa obra no costaría los 275 millones de dólares que inicialmente se proyectaron como inversión. Castillo dijo que si en el camino se encontraban con problemas en el terreno el costo de los 275 millones se duplicaría.
Hubo propuestas muy diversas, que ahora el gobierno pudiera asumirlas, conectando carreteras existentes, construyendo tramos pequeños, por Piedra Blanca, Juan Adrián y Rancho Arriba, por ejemplo, que resulta la vía más idónea.
La realidad le dio en la cara a las autoridades del gobierno. Está claro que hay grandes limitaciones económicas y presupuestarias en el gobierno, que hay que reducir el déficit fiscal de los gobiernos anteriores, que en los últimos cuatro años de Leonel Fernández llegaron a los 400 mil millones de pesos.
Pero más que la cuestión económica está como centro la cuestión ecológica. Era una destrucción irreparable de una de las fuentes o reservas más importantes para la sobrevivencia de la República Dominicana.
Saludamos la decisión del gobierno, felicitamos a la administración del presidente Danilo Medina, de no meterse en camisas de once varas con un proyecto a todas luces irresponsable y sin perspectiva productiva, para beneficio de la sociedad dominicana.