La democracia dominicana es una ilusión. Funciona cada cuatro años con un proceso electoral lleno de trampas y privilegios. Solo dos partidos disfrutan de los privilegios que ellos mismos se asignan en el Congreso. Los legisladores hacen las leyes para su propio beneficio.
Una democracia de tan escasa participación popular es mostrenca. Lamentablemente. Es pura ilusión para beneficio de unos cuantos privilegiados, en particular los que entran al sistema de decisiones, para enriquecerse, sin complejos o sentimientos de culpas.
El que es senador o diputado sabe a lo que va. No responde a los intereses de su comunidad de votantes, como ocurre en los Estados Unidos o en otros países democráticos. Aquí se impuso el voto por circunscripción para tratar de vincular más la labor legislativa con el votante. Y no funcionó. El sistema clientelar es demasiado poderoso.
Una democracia que se sustente en el voto del ciudadano cada cuatro años es como la vida sexual de una pareja que solamente tiene relaciones una vez cada cuatro años. No es tener vida sexual. Eso ocurre con los dominicanos que queremos tener una democracia eficiente y que lamentablemente los políticos no nos permiten tener.
La democracia dominicana es un sistema de privilegios. Diputados y senadores se reparten exoneraciones, como hemos visto en los últimos días. Está establecido que sea así, que cada cuatro años se concedan a los legisladores dos exoneraciones de vehículos abiertas (es decir si un tope) y traen vehículos con precios realmente astronómicos. Una vergüenza que un legislador se monte en un vehículo de 500 mil dólares, como ha ocurrido con el carro de Julio Horton, diputado del PLD, en el que ha habido un sacrificio fiscal de más de 9 millones de pesos.
Y qué razón puede tener un hombre público, un político, para montarse y viajar en la ciudad en un vehículo de esas características. Sencillamente ofender a los votantes, la mayoría de los cuales vive en condiciones de pobreza horrorosa, hambrienta, sin posibilidad de tener un transporte público digno.
¿Y para eso es que aquí se vota? No es posible. Ese problema, esa distorsión, esa corrupción establecida tiene que ser resuelta por los propios líderes políticos con visión. De esto seguir por el camino que lleva podría quebrarse en cualquier momento. El abuso de los dirigentes es demasiado ostentoso. La insolencia de los legisladores es demasiado desafiante.
Los líderes de los partidos tienen que detener esa forma de practicarse la política. Hay que detener el enriquecimiento vertiginoso de la clase política y el empobrecimiento del pueblo. Hay que parar y preguntar qué razones puede tener un legislador como Julio César Valentín para montarse en un vehículo despampanante como un Lamborgini.
Y lo peor es que la mayoría de los legisladores venden esas exoneraciones a otras personas, lo que se presta para el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y otros crímenes.
Los políticos son los que están llamando a la gente a rebelarse, a despertar. No es posible que el país siga por este derrotero. Hay que fortalecer el sistema democrático, pero no para enriquecer a unos cuantos holgazanes. Hay que trabajar duro para que el pueblo pueda tener más poder, para que haya más racionalidad en las decisiones de los cuerpos gobernantes.
Es lamentable que estos casos ocurran y que para el Poder Ejecutivo no haya motivos para alarmarse, y que los propios legisladores no hayan tenido un momento de conciencia, por ejemplo, para legislar más cercanos al pueblo pobre y no a sus propios y particulares intereses.
La gente debe indignarse. La invitación es para detener estos abusos. Y antes que el pueblo salga a la calle a demoler esto a su modo, es mejor que los propios dirigentes hagan conciencia de que lo están haciendo mal. De que están burlándose de todos nosotros, ciudadanos de a pie, que pagamos los impuestos por todos nuestros actos, incluso para comprar un carrito usado de menos de 100 mil pesos, y que los legisladores traigan Hommer, Lamborgini, Ferrari, Mercedes Benz, BMW y muchas otras exuberancias automovilísticas sin pagar un chele.
Gobierno perdio mas de 266 millones por exoneraciones a legisladores