El Informe del 2011 de Latinobarómetro presenta un análisis agudo sobre los procesos sociales, políticos y económicos de la región. La República Dominicana está incluida, desde el 2004, entre los 19 países que forman parte de este estudio.
Como ha dicho la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), ese informe hay que leerlo y asimilarlo, pues la República Dominicana ocupa la posición 16, de 19 países, con las peores percepciones sobre progreso. Lara Guerrero, presidente de ANJE, dijo que este resultado “es de alta preocupación para nosotros, al representar nueva evidencia sobre el deterioro del posicionamiento internacional del país en materia de democracia, gestión pública y competitividad”.
El informe dice que el elemento más importante para mejorar la democracia es reducir la corrupción, en República Dominicana y en los demás países. El caso dominicano resulta preocupante por la forma en que la sociedad ha ido asimilando la cultura de corrupción, pues 42% de los dominicanos están dispuestos a sobornar para conseguir servicios del Estado, el más alto porcentaje de la región.
El país queda también muy mal posicionado en materia de eficiencia y transparencia del Estado, al ocupar la última posición de los 19 países evaluados. Por eso, Lara Guerrero dijo que “ambos elementos impactan negativamente el clima de negocios en la República Dominicana, por su impacto en los costos de las empresas y en los tiempos necesarios para materializar inversiones productivas, por lo que ANJE reitera la urgencia de abordar estos temas como sociedad”.
Pero hay que ir más al fondo de las estadísticas destacadas por la ANJE. Otros datos del informe de Latinobarómetro hacen énfasis en los siguientes elementos:
Para el continente la democracia es deficiente. “El resultado es desconcertante, más democracia trae consigo la demanda de más democracia, es decir la insatisfacción con la democracia existente. Los partidos que no representan, los presidentes como los salvadores muchas veces sustitutos de todo lo que no funciona, son los nuevos desafíos del proceso de consolidación. Cuántas veces en la historia el hombre ha querido hacer algo y su resultado ha sido otro”.
La pobreza y la desigualdad siguen siendo desafíos de primer orden. “Más que el número de pobres, lo que es más brutal es que los pobres son siempre los mismos. La inmovilidad social de los pobres es lo más peligroso que tiene la región en el sentido de constituir una fuente infinita de violación a los derechos básicos de todo ser humano”.
El papel de las élites y de los partidos políticos está bajo cuestionamiento. “Las elites tienen que ir más rápido para alcanzar las demandas de la población, la oferta de soluciones aceptables hace una década, ya no son aceptables hoy. El crecimiento económico y el incremento en el tamaño de la “torta”, hacen que los grados crecientes de educación pongan de manifiesto a grandes mayorías de las poblaciones de nuestros países, que no es tolerable la continuidad de las desigualdades”.
El protagonismo de las mujeres es un elemento que toma en cuenta este informe, y lo destaca en forma clara. “Es así como América Latina ya no es la vieja imagen de Hollywood de un varón debajo de un árbol con el sombrero en la cabeza durmiendo la siesta con la cincha de balas como cojín. La mujer es hoy la gran portadora del cambio y la más ignorada en esa visión estereotipada. El machismo está en franca retirada. Ningún varón que se aprecie de tal puede hoy jactarse de ser machista sin correr el riesgo de volverse irrelevante. América Latina ya no es “esa” América Latina tampoco”.
El gran desafío de la democracia dominicana es hacerse más eficiente, más distributiva, las equitativa, menos excluyente y más atenta al sentimiento de la gente. El país ha reclamado dinero para la educación. Esa demanda ha sido negada por los políticos y por el partido de gobierno. Eso implica, en el actual panorama, que hay un divorcio entre el gobierno y la sociedad. Y mientras los dominicanos y dominicanas nos convertimos en indignados e indignadas, los jerarcas del gobierno dan la apariencia de ser los banqueros de Wall Street. Paradojas de la vida, y de la política.