No nos gusta la decisión del ministro de Cultura, Eduardo Selman, de desvestir un santo para vestir a otro. Como Juan Bosch, intelectual y político, Enriquillo Sánchez Mulet, poeta y ensayista, merece respeto. Selman se va del ministerio de Cultura el 15 de agosto, es decir, dentro de una semana. Pero antes de irse decidió quitar el nombre del auditorio a Enriquillo Sánchez, y entregarlo al profesor Juan Bosch, como si con eso realizara una gran obra de gobierno.

Disgusta la decisión porque lesiona, hiere y cree engrandecer a Juan Bosch, cuando en realidad le está haciendo un daño a la memoria del profesor. Por supuesto, que la distancia intelectual y ética entre Bosch y Eduardo Selman es inmensa, y no se trata de compararlos, pero Juan Bosch jamás aceptaría una decisión tan injusta como la que se acaba de tomar.

El auditorio llevaba 16 años con el nombre de Enriquillo Sánchez. Precisamente 16 años ininterrumpidos que tiene el PLD en el gobierno. Jamás lo quitaron. Y ahora, al acostarse las palomas, Selman viene y lo quita, removiendo los huesos y las cenizas de Juan Bosch y de Enriquillo Sánchez.

Juan Bosch apreciaba mucho a Enriquillo Sánchez. Enriquillo le dispensaba gran cariño al profesor Bosch. Fue una relación intelectual de gran trascendencia. Enriquillo fue editor de Palotes!, una revista literaria y cultural que duró muchos años y que tenían gran incidencia. Fue autor de una columna periodística de gran profundidad y originalidad: Para uso oficial solamente, que comenzó a publicar en el diario El Siglo en 1989. Enriquillo ganó premios nacionales e internacionales de poesía, dio a conocer una novela (Musiquito: Anales de un déspota y un bolerista), y obras poéticas de trascendencia que dejó para la posteridad. ¿Cuáles son los motivos del arquitecto Selman para molestar a los muertos, agredirlos desconsideradamente, y también dañar a sus familiares, que en este caso incluye la propia madre de Enriquillo, doña Evangelina, que le sobrevive, a la viuda, Cristina, y a los hijos?

Juan Bosch tiene ya muchas obras que llevan su nombre. A Enriquillo no se le designó más que el auditorio del edificio donde operan las oficinas administrativas del Ministerio de Cultura. Algunos poetas, intelectuales han reaccionado con indignación, con toda razón, y eso debe saberlo el señor Selman. Directamente se lo han expresado, como el caso de la poeta y escritora Minerva del Risco, quien publicó un mensaje muy claro en las redes sociales:

“Es un gran desacierto del Ministerio de Cultura haberle cambiado a su auditorio el nombre de nuestro querido y gran escritor Enriquillo Sánchez, por el del también escritor y político dominicano don Juan Bosch. Considero un irrespeto a Enriquillo, a su obra y a su legado, haberlo despojado del homenaje que se le hizo hace dieciséis años. Enriquillo se merece que le devuelvan su espacio y que su foto vuelva a engalanar el auditorio de Cultura”.

El también escritor Raúl Bartolomé dijo lo que siente sobre este asunto:

“Soy testigo de primer orden de la admiración que Juan Bosch tenia por Enriquillo Sánchez y los elogios a su trabajo poético e intelectual. Chismes y desavenencias no corroyeron nunca esa postura. Es un desatino incomprensible ese cambio de nombre. Bosch está lleno de reconocimientos en escuelas, urbanizaciones, puentes, hospitales, caminos vecinales , etc, y no merece que lo utilicen de tan mala manera. Me uno al clamor que pide la reposición del nombre de Enriquillo Sánchez al auditorio.

Martha Rivera-Garrido también ofreció su criterio sobre el agravio:

“Eduardo Selman no ha hecho nada que sirva en su ministerio, pero creanme que ha tenido ayuda en este despropósito. Es indignante. Jamás había visto a nadie públicamente deshonrar a un autor muerto”.

Soledad Álvarez, poeta e intelectual, también utilizó las redes sociales para expresar su rechazo a la decisión del ministro Selman:

“Minerva: uy pocas veces he utilizado este medio, pero no puedo dejar de acompañarte en la denuncia y protesta por lo que me parece una absoluta desconsideración, un injustificable agravio a la memoria de Enriquillo Sánchez, y en él a su generación de escritores. Te aseguro que el primero que no estaría de acuerdo con esta “indelicadeza” sería don Juan”.

El arquitecto, poeta e historiador José Enrique Delmonte también se ha expresado sobre el tema:

"Vi en las noticias que el Ministerio de Cultura le cambió el nombre al auditorio de su sede, el antiguo edificio del Partido Dominicano que todos conocemos. Ese auditorio había sido nombrado con el nombre del recordado y extraordinario escritor dominicano Enriquillo Sánchez y, de buenas a primeras, lo sustituyó por el de Juan Bosch, otro importante escritor dominicano. Para mí es una acto de injusticia y de desconocimiento de los méritos ganados por un escritor que supo producir una obra maravillosa en verso como en prosa, además de asiduo articulista de medios de comunicación. Sánchez le ha cantado a la ciudad, a su malecón, a sus noches y a su ethos como pocos. Y sus trayectoria ha quedado circunscrita al círculo literario. Hay escasos lugares que llevan el nombre de Enriquillo Sánchez. Por su lado, Juan Bosch no necesita defensores: su obra en prosa es insuperable, así como sus trabajos de ensayos de política, sociología e idiosincracia del país. Hay suficientes espacios, lugares, edificios que honran su memoria. No creo que haber cambiado el nombre de ese auditorio sea un acto de justicia. Desluce la motivación de enaltecer la memoria de un personaje de la cultura con la eliminación de otro. Pequeñas cosas como estas son, paradójicamente, grandes. Y tristes…"

Como muchas otras decisiones, parece que corresponderá a las nuevas autoridades enmendar los yerros que se han cometido, especialmente este que parece más ofensivo que ningún otro, en el ámbito de la historia y la intelectualidad dominicana. Nos solidarizamos con las quejas por tan deshonroso acto, y tan mezquino.