Patronos y trabajadores se encuentran empantanados en una discusión bizantina, en el Comité Nacional de Salarios: el aumento salarial de los trabajadores que devengan el mínimo y lo que corresponden para los demás casos.
El Banco Central ha dicho recientemente que el 57% del empleo es informal en la República Dominicana. Es decir, más de la mitad de los empleados dependen de pequeñas empresas, de menos de cuatro empleados, que no resisten un aumento salarial.
Es una parte del argumento de los representantes patronales: aumentar los salarios en la medida en que lo solicitan los trabajadores atenta contra su propia estabilidad laboral y pone en precaria condición a los pequeños y medianos empleadores.
El costo de la seguridad social aumenta con el salario. Otro problema. La carga laboral de las empresas es muy alta. Por cada peso de salario hay que disponer por lo menos de 45 centavos adicionales como parte de la carga laboral: regalía, seguridad social, cesantía y otras reivindicaciones.
Los representantes de los trabajadores tienen sus razones para demandar un aumento salarial igual o mayor a la inflación acumulada, que entre marzo del 2010 y abril del 2011 es de un 22%. Nadie vive con un salario por debajo de los 10 mil pesos. Esa es la realidad.
El gobierno no es mucho lo que hace para apoyar un entendimiento. El jefe de la política social del gobierno, Rafael Alburquerque, vicepresidente de la República, ha pedido que los dos sectores cedan en sus pretensiones y se produzca un acuerdo. Los trabajadores han bajado sus demandas del 30% de aumento salarial que pedían, pero los patronos han resistido. Ceder más de un 10% de aumento salarial atentaría contra las empresas.
Los Malkun, en su Acento Económico Semanal, publicado esta semana ha presentado una propuesta que podría ser la solución al impasse. Acento valora esa propuesta como una posible salida y pide a las partes que reflexionen sobre la misma. Aquí la repetimos:
“Aumentar el salario mínimo en un 15% y hasta 15 mil pesos mensuales en un 8%, acordando un ajuste similar y automático para el 2012 que se extienda hasta los 25 mil pesos. Más de ahí implicará despidos masivos y posibles cierres de muchas empresas. Esto compensaría el aumento en el costo de la vida en los últimos tres años, en apenas un 60% pero no hay forma de ajustar mas de ahí sin graves perjuicios para los propios trabajadores”.
Juan Bolívar Díaz, en un artículo, acaba de afirmar que el sector sindical no ha hecho uso adecuado de las informaciones de que dispone, con el costo de la canasta familiar en 10,800 pesos para el primer quintil de menores ingresos, de acuerdo con los datos del Ministerio de Trabajo.
“Resulta inconcebible que ese liderazgo que pidió un 30 por ciento de incremento salarial y ha mostrado disposición a aceptar un 25, no se haya abanderado con los estimados oficiales del costo de la canasta familiar. Si el mayor salario mínimo se llevara a la canasta menor, la de 10 mil 400 pesos, el incremento sería del 23.80 por ciento y si validan la de 10,800 pesos ajustada esta semana en una valiosa iniciativa del ministro de Trabajo, Max Puig, el incremento tendría que ser de 28.57 por ciento”.
El debate sobre el salario debe concluir. Estamos en el mismo debate de años anteriores, por eso, la propuesta de Lois Malkun parece la más adecuada, porque al mismo tiempo tiende a equilibrar las posiciones que mantienen el sector laboral y el sector patronal en el Comité Nacional de Salarios.