Celebramos el cambio en la comunicación oficial. La disposición y la apertura del presidente Luis Abinader dista mucho de nuestros últimos gobernantes, que han sido reacios a dialogar con los medios de comunicación de la República Dominicana.
Leonel Fernández asumió un estilo de comunicación distante. Confesó que no leía los diarios dominicanos. Y tampoco concedía entrevistas a los periodistas dominicanos. De un Hipólito Mejía que hablaba diariamente varias veces, pasamos a un Leonel Fernández que se negaba a conversar con los comunicadores dominicanos.
Luego llegó Danilo Medina, con un estilo afable y educado, pero distante. Sin posibilidad de acercamiento a los reporteros o a los periodistas dominicanos. Era la negativa a la comunicación directa con la sociedad. Danilo Medina estableció un sistema de comunicación unidireccional, en que solamente hablaba él y los periodistas no tenían derecho a preguntar.
La distorsión fue tan grande que Danilo Medina hizo cientos de visitas sorpresas y nunca un periodista pudo acudir a una de esas visitas, y reportar sobre ellas libremente. Sólo Miguel Guerrero, una vez fue invitado, y no era un reportero. Y Danilo Medina decidió aislarse de los periodistas. Se escudaba en un aparato comunicacional de casi 200 periodistas de la DICOM, que elaborada sus historias a partir de un plan concebido, absolutamente alejado del periodismo de la calle. Toda la comunicación era oficial, incluyendo las historias del chinero o el agricultor escogidos por el Palacio Nacional.
Esa comunicación alejada, profiláctica, ausente, también se expandió e hizo innecesarios a los reporteros del Palacio Nacional. Los reporteros se hicieron inútiles. Y las ruedas de prensa del presidente ya no existían. Solo hablaban los funcionarios con discursos preelaborados. Y no había posibilidad de hacer preguntas. Y los periodistas perdieron el derecho a hacer preguntas. Y todo se convirtió en un amasijo de propaganda política controlada, sin libertad de información, bien articulada, para permitir que el presidente nunca se encontrara con periodistas y nunca diera respuestas a las preguntas, ya desaparecidas, del viejo periodismo dominicano.
Con Luis Abinader se recupera la libertad de expresión, la posibilidad de hacer preguntas. En los actos públicos a los que asiste el presidente responde preguntas de los reporteros. Estamos reavivando un ejercicio de libertad periodística. Hay que celebrarlo, estamos ante un hito impresionante: Tenemos un presidente dispuesto a responder preguntas de los periodistas. Volvemos a aprender o reaprender nuestro oficio de preguntar y pedir explicaciones a nuestros gobernantes. Recuperamos la libertad de expresión y de preguntar y de reclamar respuestas.
Los directores de medios impresos y digitales el pasado miércoles dialogaron con el presidente Luis Abinader, y el diálogo fue abierto y franco y sin tensiones. Luis Abinader conversó al día siguiente con los periodistas de televisión, y tampoco le pasó nada, ni encontró obstáculos o agresiones. No hay miedo de ninguna de las partes. Que bueno. Debemos felicitarnos. Volvemos a un ejercicio periodístico en libertad. Debemos estar felices. Los periodistas recuperamos nuestro espacio. El presidente ha dicho que esos encuentros serán cada dos meses. Lo celebramos, y se lo agradecemos. El presidente restaura el nivel de independencia de la prensa, y su capacidad de pedir respuestas. Bienvenido al nuevo mundo, y gracias presidente Luis Abinader. Nos habían mutilado nuestro derecho, y ahora sabemos que seguimos teniendo el derecho a la palabra, frente al poder. El derecho a preguntar. El derecho a reclamar respuestas. Como periodistas, como ciudadanos, y como sociedad.