El Gobierno tomó la decisión de “desencajar” más de 20 millones de pesos, que ahora están disponibles en el sistema financiero para atender las demandas de crédito para el comercio, la construcción y la industria.
Esta iniciativa ha sido bien recibida por los agentes económicos en momentos en que la economía terminaba un trimestre con números no muy reconfortantes (según la Asociación de Industrias, las ventas en general cayeron en más de 20 por ciento, y la industria de la construcción en un 58 por ciento).
A diario la gente se queja de cómo han estado subiendo los precios de los alimentos y de los servicios
Ahora bien, si el Gobierno quiere inducir la demanda para insuflar un mayor dinamismo a la economía, debe acompañar el desencaje con un aumento moderado de salarios en el Estado, al mismo tiempo que propicia un acuerdo entre los patronos y los trabajadores del sector privado para que se haga otro tanto.
Si bien es cierto que el Gobierno pretende, según adelantó el ministro de Hacienda, Simón Lizardo, continuar con su política de austeridad en este segundo trimestre del año, no es menos cierto que un avivamiento de la actividad económica en general les vendría bien al Estado y al sector privado.
A diario la gente se queja de cómo han estado subiendo los precios de los alimentos y de los servicios.
Es necesario recordar que la culpa del déficit heredado por el presente Gobierno no es de la ciudadanía, sino de las anteriores autoridades del Poder Ejecutivo.
Abogamos por un aumento racional de los sueldos, de común acuerdo entre empresarios, trabajadores y el Estado.
A continuación nuestro comentario: