Este es un tema para ser atendido con urgencia. Y le corresponde al presidente de la República, Danilo Medina, a los ministros de Obras Públicas y Educación, y a la dirección de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).
El ingeniero Leonardo de Jesús Reyes Madera, presidente de la Sociedad Dominicana de Sismología e Ingeniería Sísmica (SODOSÍSMICA), ha hecho una advertencia, y las autoridades están en el deber de escucharle y darle una respuesta.
La inversión que está haciendo el gobierno en la construcción de aproximadamente 10 nuevas aulas es cuantiosa. Esa inversión sale de los fondos del 4% del PIB que se destina para la educación. Cada semana se inauguran cientos de aulas. El presidente encabeza esas actividades. Acaba de ocurrir en Salcedo, donde fueron lanzadas nuevas aulas para cubrir el déficit que por muchos años ha registrado el país.
Esas aulas hay que construirlas bien, acogiéndonos al Código Sismico aprobado por las autoridades en el 2011. El presidente ha inaugurado aproximadamente 2,000 nuevas aulas que no se han construido con todos los parámetros del Código Sísmico, y miles de niños y niñas que ocupen asientos en esas escuelas corren peligro.
El presidente de Sodosísmica ha dicho que los ingenieros constructores no están construyendo las columnas en el tamaño adecuado, ni están trabajando las envarillado de acuerdo a lo que ordena el Código. Por esa razón, las escuelas corren el riesgo de caerse ante cualquier sismo que afecte a la República Dominicana.
Ya vimos lo que le ocurrió a Haití en enero del 2010, cuando más de 300 mil personas perdieron la vida y otras cientos de miles quedaron mutiladas o afectadas por lesiones, debido a la fragilidad de las construcciones. Recordemos que el sismo del 2003 que afectó Puerto Plata, dejó derribadas numerosas escuelas y si hubiesen estado ocupadas habrían muerto muchos niños y niñas.
El riesgo no es algo que podamos olvidar. En el 2008 en Sicuani, China, un terremoto mató a más de 5,000 niños en escuelas que cayeron como consecuencia del movimiento telúrico.
Ni los ministerios de Educación y Obras Públicas han querido hacer caso a las observaciones de SODOSISMICA. No es un tema para despacharlo a la ligera. Se trata de la vida de miles de estudiantes, y de paso de una cuantiosa inversión que realiza el gobierno, que bien pudiera asegurarse, con supervisión, de que los ingenieros que construyen lo hagan de acuerdo a las normas.
Hay muchos ejemplos de construcciones con errores, con fotografías, ubicaciones, que pueden servir al gobierno para trabajar con calidad lo que está inaugurando. Lo que se ha inaugurado puede corregirse. Hay formas de hacerlo, y debe correr por cuenta de los constructores, responsables de seguir las pautas del Código Sísmico.
Se requiere voluntad política, responsabilidad, deseos de proteger la vida de los niños y niñas, y por supuesto garantizar que la inversión que se está haciendo tenga larga vida.
El gobierno tiene que escuchar, por la vida y los bienes de estudiantes y del Estado, al ingeniero Leonardo de Jesús Reyes Madera, presidente de SODOSÍSMICA.