El Poder Ejecutivo acaba de someter al Congreso Nacional un préstamo para la Sostenibilidad y Eficiencia Sector Eléctrico II, por un monto de cuatrocientos (400) millones de dólares suscrito con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyo objetivo es “apoyar al Gobierno en la adopción e implementación de las reformas y políticas sectoriales necesarias para impulsar la sostenibilidad financiera y la eficiencia operativa del sector eléctrico”.
Sin lugar a la menor duda, el sector eléctrico es el sector de la economía dominicana más estudiado y diagnosticado. Una cantidad innumerable de estudios e informes, deben estar reposando el sueño de los eternos, en bibliotecas de instituciones públicas vinculadas al sector eléctrico, a la espera que la gran mayoría de sus recomendaciones sean implementadas por las autoridades competentes.
Desde la estatización de la Compañía Eléctrica de Santo Domingo en los años cincuenta (50), hasta la fecha, el problema nodal del sector eléctrico y causante del extraordinario déficit financiero, que persiste, a pesar de tener periodos de tiempo con rebajas sustanciales de los combustibles derivados del petróleo, ha sido las elevadas pérdidas totales (energía cobrada a los clientes vs energía comprada a los generadores) de las distribuidoras y el exceso de empleomanía y gastos corrientes de las distribuidoras y de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE).
Un estudio realizado por la empresa chilena INECON en el 2016, pone de manifiesto y en evidencia, que a Septiembre del 2019, según el Informe de Desempeño del Sector Eléctrico publicado por la CDEEE, las tres (3) distribuidoras poseen una empleomanía de alrededor de seis mil ochocientos ochenta y cinco (6,885) empleados de más, equivalentes a casi cuatro (4) veces la cantidad de empleados recomendados para unas distribuidoras operadas y gestionadas de manera eficiente y racional. El mismo estudio de INECON del 2016, evidencia que con relación a los gastos en nómina de las tres (3) distribuidoras, a Septiembre del 2019, según el Informe de Desempeño del Sector Eléctrico publicado por la CDEEE, dicho gasto corriente presenta un exceso de gastos en nómina de unos ochenta y dos (82) millones de dólares anuales, equivalente a tres (3) veces mas el gasto en nómina anual recomendado para unas distribuidoras operadas y gestionadas de manera eficiente y racional.
Entre el 2000 y el 2018, el BID ha aprobado préstamos al sector eléctrico dominicano por un monto total de unos US$929.13 millones, incluyendo el préstamo de US$400 millones sometido al Congreso recientemente por el Poder Ejecutivo, el cual fue aprobado por el BID en Noviembre del 2018.
Del total de US$929.13 millones en préstamos aprobados por el BID al sector eléctrico en el periodo 2000-2018, unos US$655 millones, equivalentes al 70.5%, se asignaron para estudios de sostenibilidad, eficiencia energética, diagnósticos y recomendaciones, en otras palabras, a producir informes que han engrosado las bibliotecas de las dependencias oficiales que inciden en el sector eléctrico.
El país no necesita endeudarse por US$400 millones para la realización de más estudios y diagnósticos, que hace tiempo ya fueron realizados. Seria tirar una importante suma de dinero al zafacón, pues se puede anticipar que los resultados no serán distritos a los estudios, diagnósticos y recomendaciones que ya existen.
Lo que el país necesita es invertir mas de US$400 millones no en estudios y diagnósticos sino en programas específicos que ataquen el cáncer que corroe al sistema eléctrico dominicano, como son las elevadas perdidas de las distribuidoras y el excesivo gasto corriente de las distribuidoras y la CDEEE, lo que ha producido que el Estado haya tenido que erogar desde el inicio de la Capitalización en el 1999 hasta la fecha, unos veinte (20) años, alrededor de once mil (11,000) millones de solares, solo por concepto de subsidio directo a las distribuidoras y CDEEE, para cubrir la ineficiencia operativa y pésima gestión de esas empresas.
A la suma de once mil (11,000) millones de dólares en subsidio directo a las distribuidoras, habría que añadir las inversiones realizadas a partir de la Capitalización. El Estado Dominicano ha realizado inversiones de unos mil (1,000) millones de dólares en hidroeléctricas, tres mil (3,000) millones de dólares en Punta Catalina, unos quinientos (500) millones de dólares en líneas de transmisión y subestaciones, unos dos mil (2,000) millones de dólares en supuestos programas de reducción de pérdidas y unos tres mil (3,000) millones de dólares invertidos por el sector privado en generación térmica, eólica y solar.
En total, alrededor de veinte mil (20,000) millones de dólares en veinte (20) años en subsidio más inversiones, cuyo resultado es que al 30 de Septiembre del 2019, las pérdidas totales de las distribuidoras (energía cobrada a los clientes menos energía comprada a los generadores), se situé alrededor del 30%, el déficit en flujo de caja (ingresos menos egresos sin incluir subsidios) proyectado para el 2019, solo de las distribuidoras se proyecte terminar alrededor de los mil seiscientos (1,600) millones de dólares y el déficit en flujo de caja de las distribuidoras y la CDEEE para el 2019, se proyecta que terminara alrededor de los dos mil (2,000) millones de dólares. Al 30 de Septiembre del 2019, según los datos publicados por la CDEEE en el Informe de Desempeño del Sector Eléctrico, el déficit en flujo de caja, solo de las distribuidoras, sin incluir la CDEEE, se situaba alrededor de los mil doscientos (1,200) millones de dólares.
El préstamo de cuatrocientos (400) millones de dólares del BID debería ser reformulado totalmente, para que el monto total del mismo sea utilizado única y exclusivamente en programas específicos de reducción de pérdidas de las distribuidoras.
Si dicho préstamo no es reformulado y reorientado para ser utilizado en su totalidad única y exclusivamente en programas específicos de reducción de pérdidas de las distribuidoras, la sociedad dominicana, en su conjunto, debe levantar su voz de protesta y rechazo, oponiéndose a la aprobación del préstamo de cuatrocientos (400) millones de dólares del BID y exigirle a sus representantes, los Congresistas, la no aprobación del mismo, debido que dicho préstamo no contribuirá en nada a atacar y combatir la raíz y esencia medular del problema del sector eléctrico y su aprobación solo servirá para incrementar la ya alta y preocupante deuda externa del país, sin aportar ningún beneficio para la sociedad, la cual al final, será la única responsable de pagarlo, en adición a las comisiones bancarias e intereses que dicho préstamo generara.