El presidente de la República, Danilo Medina, entregó esta semana el Premio Nacional de Periodismo 2014 a Juan Bolívar Díaz, como reconocimiento a una carrera comprometida con el proceso democrático, de largo ejercicio ético, trabajo ininterrumpido en la radio, los diarios y en la televisión, además de haber formado a varias generaciones de periodistas dominicanos.
Como muy bien lo dijo el ministro de Educación, Carlos Amarante Baret en sus palabras en el acto, con Juan Bolívar Díaz se puede tener diferencias, se puede debatir, se puede incluso impugnar su punto de vista en medio de una confrontación, pero es un profesional competente, un profesional consciente, honesto, serio, que sabe escuchar a los demás, y que no hiere ni intenta dañar a nadie.
El premio es un reconocimiento a una carrera profesional completa. Y al reconocer a Juan Bolívar Díaz, como el año pasado se hizo con Emilio Herasme Peña, o con Rafael Núñez Grassals, o con Minerva Isa, se está relevando, destacando un profesional de altísimos méritos, que siempre ha mostrado una voluntad de hierro en la profesionalización del periodismo, en la formación, y que dio ejemplo desde muy temprano asumiendo el trabajo de impartir talleres a los jóvenes profesionales del periodismo recorriendo casi todas las provincias del país.
Sus años como maestro en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como secretario general del Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales, como presidente del Colegio Dominicano de Periodismo o como director de los diarios El Sol o El Nuevo Diario, son la muestra de un trabajo ético, responsable, democrático, respetuoso de la opinión ajena. Un hombre sin manchas, ni nada de qué arrepentirse, porque su trabajo ha estado siempre expuesto a todos los que han querido analizarlo y cuestionarlo.
Celebramos este Premio Nacional de Periodismo, y entendemos que el Gobierno dominicano se prestigia reconociendo el trabajo y la tradición profesional y ética de un hombre como Juan Bolívar Díaz. Claro, que por el amor de Juan Bolívar a la justicia, al bien común, su estirpe personal y familiar de no comulgar con la vulgaridad, ni con el transfuguismo tan común en el periodismo, ha sido atacado vulgarmente por los enemigos de la justicia, de la verdad y de la ética.
Las causas que ha asumido Juan Bolívar lo han llevado a chocar de frente con mafias, traficantes, bandoleros, criminales, asesinos de honra y de personas, personeros que se regocijan despojando a los demás de sus bienes, de sus derechos, en el fondo hitlerianos de nuevo cuño que odian a los pobres, a los negros, a los humildes, a las mujeres que reclaman sus derechos. Y por eso el odio tan venenoso contra Juan Bolívar Díaz, que hasta tienen la desfachatez de expresarlo abiertamente, tal vez considerándose impunes frente a él, que no se anima a emprender acciones legales contra estos profesionales de la difamación.
Juan Bolívar Díaz es un nombre que está escrito en oro en las páginas del mejor periodismo dominicano. Y eso nadie podrá borrarlo, porque no es posible desaparecer los años de trabajo, de lealtad al sistema democrático, demostrado en cada palabra, en cada página, en cada reportaje, en cada interpretación o en cada entrevista realizada por este gran profesional.
Las aves de rapiña que intentan denigrar o agredir a Juan Bolívar Díaz con motivo del premio recibido del Gobierno, que lo sepan bien, que este hombre vuela alto, muy alto, y que no se arredra ni se agacha para debatir en el fango con sus denigrados detractores.
Nuestra alegría y reconocimiento al Gobierno por la entrega de este premio a Don Juan Bolívar Díaz.