La idea de crear un ministerio nuevo, de Energía y Mina, anda rondando desde hace tiempo. Quienes la promueven sostienen que ese organismo podría tener mejor desempeño que la actual Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) y que la Dirección General de Minería, que es un órgano del Ministerio de Industria y Comercio.
La experiencia reciente del Estado dominicano dice con claridad que se trata de crear más burocracia, más entramados de poder y por supuesto más oportunidades para los políticos ambiciosos, que todo lo desean. Nada que ver con la eficiencia y la calidad, o la transparencia y el servicio.
Los ministerios de la Juventud, de Medio Ambiente, de la Mujer, de Administración y Personal han dado apenas señales de políticas públicas, pero no han representado un cambio importante en la manera de manejar los temas que les corresponden frente a la ciudadanía.
La única diferencia es el MAP, que probablemente por la calidad del ministro designado, su interés en hacer las cosas bien han permitido que profundice en algunos aspectos. Pero su programa más importante, por ejemplo, fue la creación de una ley de salarios para el sector público. Y no pudo.
El Ministerio de la Juventud es un adefesio que sirve para solventar los salarios de unos cuantos burócratas del partido de gobierno, pero de políticas públicas eficientes es poco lo que se puede encontrar. Lo mismo habría que decir del Ministerio de la Mujer o del Ministerio de Medio Ambiente.
Quienes promueven con más énfasis el Ministerio de Energía y Mina se encuentran precisamente en procura de ser designados en la posición de ministro. Es probable que en ese círculo se encuentre el diputado Pelegrín Castillo, presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, y quien ha promovido con énfasis la idea de que en el subsuelo dominicano hay petróleo.
¿Es eso suficiente para merecer una posición de ministro? Tal vez sí, tal vez no. Es una posición para ser desempeñada por técnicos, especialistas. No necesariamente por políticos. Corresponde al país, y al gobierno, pensar bien la propuesta, porque si seguimos creando espacios para los burócratas este país no tendrá posibilidad de echar adelante.