José Mármol fue investido este martes como profesor honorario de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Fue un acto cálido, cargado de emociones y de sinceras referencias al discurrir universitario de las últimas décadas, en donde la poesía estuvo presente, como reflexión y como compromiso con los valores de la sociedad.

Como dijera el rector de la UASD, Mateo Aquino Febrillet, hoy día nadie ve un llamado a concurso o búsqueda de personas para ser contratadas que tengan la condición de poeta o filósofo. Mármol es poeta y es filósofo, y ha tenido éxito, pese a su juventud. Porque ha sido un trabajador, porque ha sido constante en su dedicación, porque se ha empeñado en la formación. Por eso, dijo el rector de la UASD, es un ejemplo para los jóvenes y para los egresados de las facultades de ciencias y humanidades.

Mármol dijo unas palabras memorables. Fue viril en su discurso. Habló del compromiso de rescatar la buena ética, la buena integridad, en especial en los estamentos políticos y gubernamentales.

Dijo lo siguiente: “En los últimos años nuestra sociedad ha pasado, en su progresivo deterioro, del estremecimiento al espanto, afectando con ello la conciencia y el lenguaje, porque, palabras o conceptos como ética e integridad significan, en los estamentos político e institucional, todo lo contrario a lo que parecía lingüística, social y culturalmente aceptado o establecido”.

Y casi  para concluir, arrebatando un emotivo aplauso de los y las presentes, sentenció con brillantez y coraje: “La disolución y la mentira son, simplemente, abrumadoras. Lo desconcertante y vergonzoso han devenido rutina, pan nuestro de cada día. Y esto, señoras y señores, hay que detenerlo ahora o nos hundirá para siempre. Nuestra mayor conquista, como sociedad, ha sido la libertad. Pero, no se puede ser auténticamente libre sin ser corajudamente responsable”.

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