La República Dominicana no es un Estado Fallido, ni tiene posibilidad de retroceder políticamente. Esa terrible presunción se anida en quienes han perdido las esperanzas o en quienes dejaron de creer en la patria.

Son muchos los problemas que agobian a las personas. Económicos, políticos, sociales, de seguridad ciudadana, de sobrevivencia, de alimentación, de estudios o de empleos. Todos esos problemas representan poca cosa cuando se tiene poder delante la posibilidad de que te nieguen la nacionalidad y de que te expulsen de tu propio país.

Hay mucha agresividad en el discurso, mucha agresividad en los medios de comunicación. Hay muchos insultos entre los líderes sociales, políticos y religiosos. Hay gente que está descalificando a los otros por su forma de pensar o de interpretar la realidad. Hasta ahí no podemos llegar. Es un ejercicio democrático para toda la ciudadanía pensar y expresarse de la forma que entienda más correcta, y con más derechos si lo hace sobre los actos de las entidades públicas.

Entendemos que la esperanza del país está en las personas que dirigen las instancias públicas y privadas, y que pese a que se anida con fuerza un sentimiento de frustración y desconsuelo, porque el país va por mal camino, porque cada día hay más problemas, no es este el peor momento de la República Dominicana.

Hay que aumentar la tolerancia hacia las opiniones ajenas, hay que abrir los cauces para que cada quien se exprese, y se desahogue si lo necesita, pero no se pueden cerrar puertas, como pretenden unos cuantos. Quienes están pidiendo prisión, o sometimientos por traición a la patria son los menos, y los que menos razón tienen para hacerlo porque tratan de retrotraer la dictadura de Trujillo, algo que ya no es posible.

Nuestro mensaje es de esperanzas, de impulso para que siga el esfuerzo democrático y de trabajo y lucha por la justicia. La lucha por la justicia no se detendrá nunca, desde el inicio de la humanidad se ha mantenido, y nosotros somos parte de los que siempre quisieron que primara la justicia.

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