Juan Manuel Santana era un hombre celoso. Cada vez que llegaba a su casa y sospechaba, por la razón que fuera, que su esposa no le correspondía como debía, la maltrataba. La violencia doméstica e intrafamiliar se hizo cotidiana, y aunque varias veces su esposa Angela María lo denunció ante las autoridades, se mantenía la violencia, y se convirtió en círculo permanente.
Juan Manuel Santana finalizó su obra el sábado, asesinando a su esposa, a otras cinco personas, incluyendo un menor de edad, e hiriendo a otras ocho personas. Una tragedia de dimensiones mayores en el ámbito de la violencia doméstica y en los abusos de género.
La pareja llevaba un mes separada, pero Juan Manuel Santana la visitaba con frecuencia y en los documentos oficiales consta que "éste supuestamente la celaba de manera constante y que cada vez que llegaba a la casa era objeto de frecuentes maltratos”.
¿Alguna vez recibió información o educación sobre relaciones de pareja, sobre temas afectivos, sobre educación sexual y respeto a la pareja, sobre violencia doméstica? Evidentemente que no. Esos temas siguen prohibidos en la educación dominicana. Las iglesias siguen oponiéndose a la educación integral sexual en las escuelas. Esa es la razón de esta tragedia.
Hombre celoso, que se cree propietario de su pareja, agrede y maltrata tantas veces considere necesario a la mujer para arrodillarla y tenerla a su servicio. Es la historia común de los hombres dominicanos que, asistiendo o no a la escuela, se quedan con el vacío de la educación sexual integral.
Además de las seis personas asesinadas, y de la muerte del homicida a cargo de la Policía Nacional, otras 8 personas resultaron heridas. Es una tragedia que pudo evitarse con educación integral en la escuela a la que asistió este hombre, de apenas 39 años, que vivía en el sector 21 de Enero de Higüey.
El crimen recuerda otros crímenes ocurridos en Estados Unidos, por razones raciales o por odios religiosos y políticos. Tienen los mismos resultados, por las muertes que generan, pero las razones por las que ocurren son diferentes.
El gobierno, el Ministerio de Educación, la Policía Nacional y otras instituciones que trabajan preventivamente la violencia de género, deben evitar que nuevas tragedias como esta se incuben en la sociedad dominicana. Hay falta de información sobre la masculinidad, la nueva masculinidad, el respeto a las parejas y el manejo de las emociones. Tan sencillo como eso. Que esta tragedia en Higüey no pase desapercibida.