El presidente Danilo Medina solicitó la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional desarrollada, en la última Cumbre Iberoamericana, para hacerle frente al narcotráfico internacional, porque la carga no está balanceada en la responsabilidad de los países consumidores y la de los países puentes, como la República Dominicana.

El narcotráfico tiene algo más de siete cabezas, y constantemente se transforma y adquiere rostros inimaginados, y burla a los países, la interdicción, a los sistemas de justicia y a los sistemas políticos.

Es desigual la batalla. Se requiere la unidad nacional para hacer frente al tráfico de drogas en las diversas formas que se presenta. Cuando la autoridad nacional responsable de perseguir las drogas se vincula, se transforma en un aparato al servicio del crimen, la situación es muchísimo más compleja.

Varias veces lo ha vivido la República Dominicana, y lo han vivido muchos otros países. El senador Wilton Guerrero acaba de decir que la Dirección Nacional de Control de Drogas era el principal instrumento de los cárteles de drogas del país. Y eso es más que un drama para el Estado Dominicano.

Es un tema de gran calado, que requiere voluntad política, fortaleza institucional, respeto a las leyes y una buena participación social de las comunidades.

Una reflexión: