Las autoridades dominicanas están obligadas a revisar las medidas de prevención y protección ciudadanas en caso de un terremoto en este lado de la isla.
Entre el 2010 y el 2021 Haití ha registrado dos grandes terremotos, con efectos devastadores en enero del 2010 y en agosto del 2021. El terremoto del 2010 afectó a Puerto Príncipe, la capital del vecino país, y en el 2021 ha sido duramente golpeado Los Cayos y las ciudades del sur de Haití, que es una península muy pobre.
Edificaciones grandes y medianas han sido duramente sacudidas y derrumbadas. Escuelas, hospitales, iglesias, edificios gubernamentales. Lo que se observa en los escombros es que Haití tiene reglas -si las tiene- muy flexibles para la construcción. Especialmente material pesado, como el concreto, con poco acero, genera riesgos máximos en caso de terremoto.
El último gran terremoto que afectó la República Dominicana ocurrió en 1946. Desde hace muchos años los especialistas dominicanos han dado la voz de alarma, han pedido establecer normas más rígidas de construcción, y han procedido con el endurecimiento del Código Sísmico Dominicano.
Corresponde al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones no sólo la aprobación y aplicación del Código Sísmico Dominicano, sino su actualización y revisión seria. Lo ha informado el ingeniero Leonardo de Jesús Reyes Madera, director de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad, adscrita a la presidencia de la República. El Código Sísmico surgió como una iniciativa de Sodosísmica y un grupo de profesionales de de la ingeniería, a finales de los años setenta. Muchos cambios y avances en la industria de la construcción, y cambios en el uso de materiales, demandaban un replanteamiento del Código Sísmico, lo que finalmente se logró en el 2008-2009. Desde entonces han pasado 12 años y en este momento el Código está siendo revisado por ingenieros argentinos, que deberán entregar un producto mejorado al Estado Dominicano, por vía del Ministerio de Obras Públicas.
Profesionales dominicanos de la ingeniería sísmica tienen dudas sobre la calidad del trabajo en proceso, y están indignados porque al parecer fueron excluidos por las pasadas autoridades de Obras Públicas, que asignaron la revisión a ingenieros de un país con muy pobre investigación y calidad en temas sísmicos, pero no les queda de otra que aceptar esa contratación y esperar la entrega de los resultados.
Los terremotos de Haití siguen siendo una advertencia a la República Dominicana. Dos terremotos de grandes dimensiones. Uno en el centro de Haití y otro en el sur. Lo que sugieren algunos especialistas es que para equilibrar la isla, lo más probable que se esté gestando un gran movimiento de tierra en este lado de la isla, y que no estamos lejos de que nuevamente en el oriente un terremoto nos sacuda.
¿Estamos preparados para un terremoto? Ningún país lo está. ¿Hemos tomado medidas preventivas? ¿Hemos mantenido la seriedad con un Código Sísmico que se aplique a todos los desarrollados de edificaciones en la República Dominicana? ¿Tienen conciencia los ministros de Obras Públicas sobre su responsabilidad con este tema?
Lo que acaba de informar Reyes Madera, ingeniero especializado en sismo-resistencia, es que actualmente hay seis mil edificaciones escolares que representan riesgos para por lo menos 500 mil niños. ¿Tienen conciencia de ese cuadro nuestras autoridades educativas? ¿Conocen de su responsabilidad al llevar niños a edificaciones escolares realizadas sin tomar en cuenta las normas de seguridad sísmicas?
Ese es nuestro gran problema. Ningún país se prepara para un terremoto, pero tiene la posibilidad de contar con normas de construcción que hagan menos peligrosas las edificaciones en caso de que ocurriera. Desde hace muchos años los ingenieros sísmicos, comenzando por el ingeniero Rafael Corominas Pepín, han advertido del peligro. Y peligro advertido no es peligro, si contamos con autoridades responsables. Y con recursos para emprender las obras de reforzamiento.