Las islas del Caribe han sido azotadas por los huracanes, principalmente Antigua y Barbuda, San Bartolome, San Martin, Puerto Rico y Cuba, aparte de las inundaciones dejadas por Irma en la República Dominicana. Irma afectó muy seriamente la Florida, y también tocó Atlanta.

El huracán Harvey afectó Houston, y llegó de agua una de las principales ciudades de los Estados Unidos, que aún no se recupera del impacto del fenómeno natural. A la Florida le llevará mucho tiempo restablecerse. Todavía quedan miles de familias sin servicios como agua potable y energía eléctrica.

Pero no bien terminamos de cerrar las puertas para restablecernos por el paso de Irma ya tenemos frente a nuestras costas las inundaciones y los daños materiales provocados por el huracán María. Azotó fuertemente a Dominicana y las islas de Barlovento y se espera que en las últimas horas azote con crudeza a Puerto Rico, y que también toque las costas dominicanas.

México, que también ha sufrido las consecuencias de los ciclones, en el mes de septiembre lleva varios terremotos. El más poderoso ocurrió el 7 de septiembre y dejó un saldo de 98 personas fallecidas. Aún sin recuperarse los mexicanos, ahora se sorprenden por un nuevo terremoto de 7.1 de magnitud y que ha afectado ciudades grandes, como Puebla y la propia ciudad de México, con un saldo inicial de más de 80 personas fallecidas y cientos de heridos y desaparecidos.

Nuestros países tienen que prepararse mejorar para estos fenómenos imprevistos, que acechan y matan personas y destruyen ciudades.

Reiteramos la necesidad de la solidaridad con México. Pese a que el terremoto del 7 de septiembre fue de una magnitud de 8.2 grados, y el del este martes ha sido de 7.1, hay que registrar que los daños letales y materiales serán mayores en esta ocasión, por la ubicación del epicentro del terremoto.

Danilo Medina dijo en las Naciones Unidas que será necesario crear un fondo de contingencia y solidaridad con los países afectados por desastres naturales, y en particular para aquellos países que tienen riesgos permanentes con la temporada de huracanes. Ojalá que el liderazgo mundial reunido en las Naciones Unidas, en la asamblea general del 2017, tenga oídos para escuchar el reclamo de la solidaridad y el apoyo ante situaciones como las que se viven en esta región.

Sabemos que Africa y Asia viven situaciones calamitosas, tragedias, inundaciones, desastres naturales y crisis étnicas que terminan con la vida de miles de personas, como ocurre en estos momentos en Myanmar. Tampoco desatendamos esas calamidades. El mundo tiene recursos para apoyar a los pueblos que necesitan apoyo en medio de sus tragedias.

Solo falta voluntad política y menos retórica nacionalista, como la que hemos visto en los últimos días en la Asamblea General de las Naciones Unidas.