Hizo bien el gobierno dominicano en responder rápidamente con firmeza las agresiones de que fue objeto la embajada de la República Dominicana en Puerto Príncipe, por individuos que aparentemente se infiltraron en una manifestación que buscaba la entrega de un documento al gobierno dominicano a través de su embajada en la capital haitiana.

Hizo bien el gobierno haitiano en responder con rapidez, rechazando las agresiones contra la delegación diplomática y afirmando que la mismo no responde al interés ni a la política de la mayoría del pueblo haitiano.

En Haití como en República Dominicana hay personas, algunas con cierto poder, que quisieran generar un conflicto de mayores dimensiones, incluyendo la violencia, entre los dos países. Hay gente en los medios de comunicación y en la calle hablando de una declaración de guerra, porque el honor nacional fue agredido por la quema de la bandera dominicana.

En Santiago, la segunda ciudad más importante del país, recientemente un grupo de ciudadanos, que no representan el sentimiento mayoritario de la sociedad dominicana, quemaron públicamente una bandera haitiana hace unos días. También la casa del embajador haitiano en Santo Domingo fue objeto de un robo por parte de delincuentes, entre los que se encontraban dos agentes policiales. Un nacional haitiano, limpiabotas de 22 años, apareció ahorcado en el parque Ercilia Pepín de Santiago, con las manos y los pies atados, con claras señales de que se trataba de un crimen de odio.

Edwin Paraison, ex ministro haitiano que vive en la República Dominicana, también sacerdote anglicano, emitió un documento aclarando la intención de la manifestación en Puerto Príncipe, que fue convocada incluso por iglesias evangélicas y caóticas. El texto dice lo siguiente:

 1) La manifestación por el respeto y la paz en la isla terminò con la entrega de un documento al embajador Silié en la misión dominicana. 2) No tiene nada que ver con los incidentes producidos por individuos no identificados en el consulado, el cual queda a 1.5 km de la embajada. 3) A pesar de que la bandera dominicana del consulado fue recuperada por la policía haitiana y no fue quemada, sino otra, el gobierno haitiano condenó de inmediato dichos hechos. Al igual, nosotros lo condenamos. 4) Trae interrogantes y sospechas, que el corresponsal de la Z-101 en Haiti haya enviado un despacho a la emisora desde el medio para decir que la marcha se inició con la quema de la bandera dominicana, lo cual es totalmente falso. Leánlo en este enlace. http://www.z101digital.com/app/article.aspx?id=150041

Creíbles o no, estas aclaraciones buscan bajar los ánimos caldeados en ambos lados de la frontera.Lo mismo ocurre con las declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Pierre Duly Brutus, quien expresó lo siguiente:

Que su Gobierno “denuncia y condena el acto inaceptable cometido por un pequeño grupo de haitianos contra el consulado dominicano y la quema de la bandera dominicana, tras las manifestaciones de los grupos de la sociedad civil ayer”.

Brutus también subrayó que los crímenes y “abusos” cometidos contra los haitianos por los miembros de “algunos grupos xenófobos” en República Dominicana, no son compartidos por la mayoría del pueblo dominicano.

El canciller dominicano leyó un amplio documento protestando por los acontecimientos en Puerto Príncipe, y entiende que el gobierno haitiano tiene tolerancia con los actos delincuenciales.

Navarro afirmó que, “en una actitud claramente insoportable, el Gobierno haitiano ha permitido una sistemática violencia y ataques contra consulados dominicanos en territorio de Haití. Mientras el Gobierno dominicano trata de armonizar las relaciones, vemos en la parte haitiana un comportamiento de doble cara”.

Lo que corresponde es que estos puntos se aclaren, y que lo hagan con el diálogo sereno y despojado de la crispación que se ha creado. Tanto en Haiti como en República Dominicana hay gente incentivando el conflicto y el odio. Los hay que desean una guerra. Y eso es imposible en estos tiempos, en que los problemas entre los dos países deben dirimirse en un ambiente de colaboración y entendimiento, como lo ha auspiciado constantemente el presidente Danilo Medina.

No hay que ceder al chantaje, pero tampoco dejarse llevar por los que incentivan y promueven el odio.