El Presidente Danilo Medina recibió del anterior gobierno, en el año 2012, un sector eléctrico con muchos problemas y significativos proyectos a desarrollarse y paliar el desorden ancestral. Entre las propuestas había proyectos de mejora en la red de distribución, para minimizar pérdidas. Tambén había infinidad de proyectos de energías renovables y una licitación en marcha para contratar hasta 1,500 MW de energía de nueva instalación en base a Gas Natural.
El nuevo equipo eléctrico del Presidente entró, liderado por Rubén Jiménez Bichara y Juan Rodriguez Nina. Hoy, 7 años y medio después tenemos unos pocos proyectos nuevos construidos de energía renovable (¡solo dos en siete años!), una gigantesca planta de carbon a medio construir, con retrasos de al menos dos años en su construcción y reclamos de más de 700 millones de dólares de sobre costos, que el país tendrá que acabar pagando después de un carísimo proceso de licitación que se tendrá que acabar realizando en EEUU.
Es decir, hemos abrazado el desarrollo sostenible, el Acuerdo de París y el desarrollo de la industria turística y agrícola fomentando la energía más contaminante del planeta (el carbón) y paralizando el desarrollo de las energías renovables, ralentizando el desarrollo de los proyectos a un paso tan lento que ya todos los países de Centro América, que empezaron más tarde y peor que nosotros, nos han pasado por delante.
Odebrecht ha confesado bajo juramento y con sentencia en EEUU que sus obras, incluida Punta Catalina, van todas con sobre costos estimados de un 20% y que en todas ellas esos sobre costos se utilizaron para financiar campañas electorales y comprar a funcionarios. Pero el principal responsable de esto, el Vice Presidente Ejecutivo de la CDEEE, Rubén Jiménez Bichara, sigue indemne, seguro, igual a Reinaldo Pared Perez, aparentemente podría decir que pasó por el fango sin enlodarse.
En Punta Catalina un lodazal de un 20%, como ha reconocido Odebrecht, sumaría al menos 600 millones de dólares. O la vestimenta del Señor Jiménez Bichara va recubierta de teflón, como los trajes más modernos, repeliendo el agua y la suciedad o la tintorería que le presta los servicios debe ser reconocida mundialmente por su éxito, pues sus trajes parecen impolutos.
En la Comisión Nacional de Energía las cosas no pintan mucho mejor, con multitud de desarrolladores quejándose al gobierno a puerta cerrada de los retrasos impuestos por el director Juan Rodriguez Nina, supuestas mordidas solicitadas y denunciadas por embajadores de aliados clave de nuestro país e incluso un proceso abierto por la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA) en su contra. Y no hay nadie que le mueva de su puesto… ¿Cuál es el enganche de Juan Rodriguez Nina, para que siga liderando la CNE a pesar de todas las quejas de inversionistas nacionales e internacionales en su contra? ¿Por qué los dominicanos debemos pagar con un aire más sucio y energía más cara el hecho de que nadie en las alturas del gobierno se de por enterado de los manejos de la Comisión Nacional de Energía?
Tanto el Pacto Eléctrico como la ley que creó el Ministerio de Energía y Minas mandan que en el año 2018 se elimine la Comision Nacional de Energía, se integre el trabajo de manera coordinada al Ministerio de Energía y Minas, entidad que ha venido trabajando a duras penas, luchando de manera continua con la dirección de la CNE para transparentar los procesos, eliminar la arbitrariedad en lo referente a energía en el sector público y promover un país más confiable, limpio y competitivo.
¿Qué estamos esperando?