Euclides Gutiérrez Félix, superintendente de Seguros y miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana, acaba de recibir otro revés en sus pretensiones contra Nuria Piera y contra los anunciantes del programa de investigación periodística.

La magistrada Capellán Araújo dictó una sentencia condenatoria, restringiendo las acciones de intimación de Euclides Gutiérrez Félix contra Nuria Piera y contra cualquier periodista, porque las considera intimidatorios y atentatorias contra la libertad de expresión, que es una de las libertades que se puede considerar por encima de las demás libertades individuales.

Es un revés para Euclides y también lo es para el PLD que le brindó su apoyo y que avaló sus actuaciones. Es verdad que Euclides, en un acto de obediencia al PLD retiró los actos de intimación, pero no lo hizo con la humildad y la presteza que ameritaban las circunstancias, sino como un gesto de obediencia a las recomendaciones de sus compañeros.

Euclides tiene derecho al reposo, tiene derecho a una vida tranquila, en especial después del protagonismo negativo que ha tenido en los últimos meses, con litigios legales con Alicia Ortega y Noticias SIN, con Participación Ciudadana, y ahora con Nuria Piera y un grupo de 24 personas de los medios que voluntariamente actuaron en su contra.

Ante una lista de fracasos como esta, ante el cuestionamiento público constante y permanente, y ante el caso patético de que fue obligado a firmar un acuerdo para pagar la energía eléctrica que durante 70 meses no quiso pagar, es necesario que el historiador se tome un receso.

Si reflexionara con tranquilidad, si pudiera hacer una revisión de sus fuerzas y posibilidades, tal vez podría concluir que a su edad, en sus condiciones, no es necesario que tenga nuevos escarceos en los medios de comunicación. Euclides tiene algunos quebrantos de salud en su parte locomotora, y tiene que auxiliarse de un bastón. Tal vez, incluso, le convenga tomarse unas vacaciones.

Claro, que siendo el militante político que es, asumirá responsabilidades en la campaña electoral y querrá estar, como estuvo ayer en el lanzamiento del comando de campaña de Danilo Medina, y no perderse las reuniones del Comité Político, y no abandonar sus funciones en la Superintendencia de Seguros. Pero tendrá que admitir que son muchos compromisos, además de sus duras intervenciones en los medios, que se convierten en fuentes de querellas y nuevas acusaciones en su contra.

Primó, antes que cualquiera otro criterio, la defensa de la libertad de expresión. Y Eculides debe admitirlo.

Primó la libertad de expresión por sobre cualquier otro argumento y el derecho que tienen los medios y los periodistas para investigar y criticar, de acuerdo a los datos que reúnan.

Primó la ausencia de responsabilidad de parte de los anunciantes en el contenido de los medios de comunicación. No existe ninguna vinculación y no hay jurisprudencia, ni leyes que sustenten el criterio de que los anunciantes tengan participación en el contenido de los programas o de los periódicos.

Y principalmente primó el sustento democrático de la sociedad dominicana. Por más encumbrado que sea un político o funcionario no puede sentirse con patente de corcho para flotar, intimidar, chantajear y denigrar, sustentado en el apoyo de un grupo político o del gobierno. En esto no importa el color político. Es un criterio de justicia y de libertad de expresión como una de las bases en que se sustenta el sistema democrático.