La Marcha Verde de este domingo fue una demostración de poder político y de gran movilización de la ciudadanía contra la corrupción y contra la impunidad.
Es cierto que no hubo un millón de personas, pero como dijeron los organizadores de la marcha, se trataba de exponer el millón de razones para marchar y rechazar la corrupción y la impunidad.
Fue una expresión más del malestar de una gran parte de la sociedad dominicana con la forma en que se conducen las autoridades en la persecución de la corrupción.
Fue una nueva demostración de indignación, de rechazo a la forma selectiva en que se deciden los actos de corrupción que se someten a la justicia y los que se archivan.
El gobierno del presidente Danilo Medina puede argumentar que hace lo que puede y que coloca en los tribunales los casos en los que tiene pruebas, pero hay constancia de muchos casos bien documentados que nunca han sido sometidos y que tampoco lo serán, por lo menos en esta administración.
Los peledeístas se acostumbraron a decir que tenían los oídos puestos en el corazón del pueblo. Si es así, y si todavía se acuerdan de esa consigna, deberán saber que la marcha de este domingo 12 de agosto estuvo protagonizada por una gran parte de la sociedad dominicana. Fueron miles y miles de personas que se concentraron en la capital, que llegaron de los más apartados municipios y provincias del país para expresarse. Para que su caminata sea tomada en cuenta por el gobierno. Para que su sentir sobre lo que ocurre en el gobierno se coloque como tema de atención.
Y esas miles y miles de personas marcharon bajo un sol candente. No hubo que financiar a nadie el pasaje, ni entregar pica pollos ni botellas de ron. Cada quien que estuvo allí financió su participación, hizo los esfuerzos para estar a tiempo en la marcha, y que su voz constara, que su reclamo se anotara. Miles de pancartas, miles de mensajes, miles de reclamos. Todos iban dirigidos al gobierno del presidente Danilo Medina.
Las banderas de los partidos políticos no se exhibieron. La gente vistió de verde. Luego de soportar un sol inclemente, y después de la salida de la marcha, llegó la lluvia torrencial, y los marchantes se empaparon de agua lluvia. La totalidad continuó marchando independientemente del aguacero. Y se produjo la concentración en el Centro de los Héroes. La multitud escuchó a los organizadores de la marcha, escuchó las canciones y finalmente la proclama. Los marchantes retornaron con civismo, con educación, sin dañar absolutamente nada a su paso, a sus respectivas casas y comunidades de donde vinieron. Y los lugares por los que marcharon quedaron limpios, sin basura, porque hubo orientación hasta para eso.
Poco a poco los dominicanos vamos descubrieron que es un orgullo marchar vestidos de verde, y reclamar un mejor gobierno en asuntos de administración de los fondos públicos. Estas marchas tienen la intención de que el gobierno tome en cuenta estos reclamos. No deseamos oídos sordos ante estos reclamos.
Todas las marchas que se han realizado, desde la primera que se produjo en Santo Domingo en enero del 2017, hasta esta última, en agosto del 2018, tienen la intención de hacer ver al gobierno que la gente desea un cambio de actitud y que no haya más impunidad ni corrupción. Eso es bueno, porque si las autoridades desean hacer bien su trabajo, perfectamente pueden decir que cuentan con el apoyo de la sociedad. De lo contrario, de no hacer caso a estos reclamos, de ignorar las marchas verdes como ha ocurrido hasta ahora, dejan la impresión de estar comprometidos con la corrupción y la impunidad. Lo que resulta terriblemente lamentable.
Lo que se quiere no es estrujar en la cara a los funcionarios que la gente rechaza la corrupción. Eso lo sabemos y lo saben los funcionarios. Lo que se reclama es una conducta diferente de los funcionarios que deben evitar la corrupción y de los que, cuando ocurre, tienen la obligación de perseguirla y no lo hacen. Se dedican a garantizar la impunidad.
Nuestro deseo es que la Marcha Verde de este domingo pueda abrir la mentalidad y la conciencia de los funcionarios responsables de hacer cumplir la ley, comenzando por el presidente de la República, Danilo Medina, que es el presidente de todos los dominicanos, incluyendo a los que participaron este domingo en la Marcha del Millón.