La inseguridad ciudadana crece cada día como tema de preocupación en todo el país. En Santiago es preocupante que más de una docena de personas hayan sido asesinadas en unos cuantos días, incluyendo un crimen múltiple de varios extranjeros.
La sospecha de las autoridades es que Santiago se ha convertido en uno de los centros más peligrosos, porque hasta allí se han trasladado muchas de las actividades de tráfico ilícito de drogas que antes se realizaban en la capital. El jefe de la Policía, en consecuencia, degradó al general comandante de la Policía en Santiago, Juan Ramón de la Cruz Martínez, y lo envió a Peravia.
¿Resuelve eso el problema? Todo el mundo sabe que no, incluyendo al jefe de la Policía, el general Polanco Gómez. Independientemente de las actuaciones de la Policía Nacional, Santiago ha pasado a ser una meca del tráfico de drogas. Hace tiempo que ese cambio se dio.
Un estudio realizado por especialistas de PROFAMILIA, con apoyo de una universidad de Nueva York, determinó que el mayor consumo y tráfico de heroína en la República Dominicana, tenía como centro a Santiago. Este estudio se realizó hace 10 años aproximadamente.
Se recuerda que los 1,387 kilos de cocaína que trasladaban en la operación en que fueron detenidos Quirino Ernesto Paulino y sus cómplices, en diciembre del 2004, iban dirigidos a Santiago. No es extraño que Santiago sea uno de los centros urbanísticos del país en donde es más activo el comercio de automóviles, conjuntamente con Higuey.
En el país han comenzado a operar grupos de narcotraficantes con características violentas por encima de los que operaron en el pasado. Desde el conocido caso de David Figueroa Agosto, que incluyó numerosos crímenes, hasta el caso de Paya, que incluyó el asesinato de siete personas en Baní, el crimen organizado y selectivo ha tomado posesión de un escenario más amplio.
Es conocido que la República Dominicana recibe drogas procedentes de Colombia y de México, y que somos un puente de la droga que va hacia Estados Unidos y Europa. Los casos conocidos, como los de Arturo del Tiempo y Toño Leña, incluyendo el asesinato de José Silvestre, en La Romana, son apenas señales de un crecimiento de la actividad delincuencial vinculada al tráfico y consumo de drogas.
Estos elementos son importantes para que las autoridades trabajen más a fondo el tema de los grupos organizados que vinculados a las drogas se comprometen con el crimen como parte de su cotidianidad. No respetan nada, no tienen miramientos, y con ellos las autoridades no deben escatimar esfuerzos para combatirlos y sacarlos de pueblos y calles, para que estén en prisión, como corresponde con todas las personas que participan del crimen.
Santiago necesita más que un cambio de jefe de la Policía. Santiago necesita una política criminal combinada entre los diferentes actores: Policía, Ministerio Pública, judicatura, organizaciones civicas, comunitarias y grupos organizados interesados en el desarrollo de esa provincia. Que haya coherencia en las actuaciones.