El gobierno del presidente Danilo Medina y el ministerio de Salud Pública merecen un aplauso y el reconocimiento de la ciudadanía por atender un reclamo de muchos años, tanto de los profesionales de la salud como de los pacientes: eliminar la cuota de recuperación en los hospitales del Estado dominicano.
Es cierto que el servicio de salud es altamente costoso. Pero no es menos cierto la mayoría del pueblo dominicano es pobre, incluyendo un segmento importante que sobrevive con lo mínimo.
Precisamente, son los más pobres los que más requieren de los servicios de los hospitales públicos, y se veían impedidos de completar los tratamientos y procedimientos hospitalarios cada vez que se les reclamaba pagar por exámenes, cirugías y otros servicios.
La eliminación de la cuota de recuperación y de cualquier otra modalidad de cobro a los pacientes en los hospitales del Estado es una excelente y justa disposición de las autoridades
Cuando la República Dominicana se acogió a las presiones internacionales para privatizar los servicios, la salud pasó a ser considerada como un renglón de negocios, más que como un servicio vital cuya responsabilidad corresponde al Estado.
Como resultado de esta errónea y perniciosa concepción de la libertad de negocios y mercado tenemos unos servicios de salud caros en el sector privado, y en algunos casos con serias deficiencias.
Los afiliados a las empresas que venden los supuestos seguros de salud cada día reciben menos y deben pagar más. Pacientes y médicos llevan la peor parte.
Y el sector público, hasta ahora se imponía el pago de la llamada cuota de recuperación, que hacía inalcanzable la sanidad para la mayoría de la población.
La eliminación de la cuota de recuperación y de cualquier otra modalidad de cobro a los pacientes en los hospitales del Estado es una excelente y justa disposición de las autoridades.
Habrá quien observe las cosas con la lógica del tecnócrata de las finanzas y considere esta decisión como una medida “populista”.
Si así fuere, bienvenida sea esta dosis de “populismo”, porque si el Estado no sirve para garantizar educación y salud a quienes pagan impuestos, eligen autoridades y cumplen las leyes ¿Cuál es la razón de su existencia? ¿Enriquecer a políticos y traficantes de influencias? ¿Servir a poderosos intereses particulares nacionales y transnacionales como ha sido en la desgraciada tradición dominicana?
Francia, Inglaterra y Canadá, para sólo citar tres ejemplos, son países capitalistas y democráticos fuera de toda sospecha. Sus sistemas de salud pública operan bajo estricto control estatal, y son la envidia del resto del mundo desarrollado.
De igual manera y más cerca de nosotros, Cuba, un país del tercer mundo, con carencias y deficiencias en muchos renglones, cuenta con un sistema de salud pública que nada tiene que envidiarle a los de muchos países más ricos y desarrollados.
La eliminación de la cuota de recuperación en la República Dominicana ha sido una medida atinada. Que continúe el Gobierno desterrando todo comercio de la salud pública, de manera tan eficiente como se empeña en cobrar impuestos.
Que el Gobierno rechace las presiones. Si empresas e individuos que sólo buscan dinero con la salud se quejan, que hagan uso de su propio discurso de libertad de negocios. Nadie los obliga a permanecer en una actividad que supuestamente no les brinda los beneficios suficientes o esperados, que se cambien de negocio y dejen al Estado cumplir con su responsabilidad.