Con el caso del médico oftalmólogo, de origen dominicano, Salomón Melgen, la justicia de los Estados Unidos está dando demostraciones de cómo se respeta a un imputado y cómo también se respeta el derecho de la sociedad a proteger sus bienes.
El caso del médico con el Medicare es diferente al caso del senador Robert Menéndez, por New Jersey, en el que también está imputado el doctor Salomón Melgen. Se vinculan en algunos puntos, pero son casos distintos. Ya decidirá la justicia las penas que les corresponden a ambos por un caso que es de corrupción política.
Sin embargo, el caso de las acusaciones por fraude al Medicare, tienen otras implicaciones penales y morales. Se trata de una acusación sustentada en 76 violaciones graves, incluyendo falsificaciones de documentos, aplicaciones de dosis del medicando Lucentis de forma fraudulenta, por lo que en un período de varios años Melgen cobró la suma de 105 millones de dólares.
Melgen tiene otros asuntos pendientes con la justicia de los Estados Unidos, incluyendo asuntos llevados por él mismo, pero que en este momento pierden relevancia.
Melgen ha sido un profesional reconocido, con mucho éxito en su práctica médica, caritativo, filántropo, que ha invertido mucho dinero en empresas de cualquier índole, con pérdidas calculadas en medios de Estados Unidos en por lo menos 68 millones de dólares.
Melgen ha sido también víctima de estafas y robos descarados, de personas de su confianza, a las que entregó grandes cantidades de dinero. Ese dinero deberá ser perseguido por las autoridades de Estados Unidos. No se trata sólo de condenar a Melgen por el fraude que se le imputa, sino también de recuperar parte del dinero que recibió fraudulentamente de los servicios médicos de los Estados Unidos.
Las autoridades judiciales y de investigación de los Estados Unidos han tardado tres años investigando a Melgen. En ese tiempo le han dado todas las oportunidades de cooperar y hasta negociar un acuerdo. Las noticias que vienen de Estados Unidos indican que le fue ofertado un acuerdo, y que inicialmente lo aceptó, para ofrecer informaciones que consoliden el expediente contra el senador Robert Menéndez.
Melgen pensaba, aparentemente, que un acuerdo de ese tipo implicaba que sería liberado de los cargos en el fraude del Medicare. Y no fue así. Una fuente reveló que le fue ofrecido un acuerdo en el que tendría que cumplir 10 años de prisión. Solo en el caso de Medicare la suma de las penas, por los cargos que se le imputan, llegan a 610 años de cárcel. Melgen se negó a la negociación en esas condiciones, según las versiones recibidas.
Esa es la razón por la que los fiscales han sido tan drásticos con Melgen, aparte de la gravedad de los cargos. El juez que conoció las medidas cautelares este jueves determinó que existe el peligro de fuga y que el procesado no puede recibir libertad bajo fianza, debido a que tampoco existe un acuerdo de extradición entre la República Dominicana y Estados Unidos que autorice el envío de personas procesadas por fraudes a los servicios de salud.
El caso del doctor Melgen se complica cada día. Es obvio, que los fiscales quieren que declare contra Menéndez, y que en tanto no lo haga y se convierta en el principal testigo contra el senador de New Jersey, será tratado con rudeza por las autoridades en sus otros asuntos.
La actuación de la justicia de los Estados Unidos es correcta, porque está representando los intereses de la sociedad frente a una persona que, entienden ellos, defraudó a los usuarios de los servicios de salud y también a los que pagan impuestos, que son los que han costeado todos los lujos y festejos del doctor Melgen, que por cierto parecieran alarmantes a los ojos de cualquier ser humano normal.
Melgen conocía la justicia dominicana, porque ha sido un hombre que se ha codeado con jueces, políticos, abogados, amigos, pero ahora está conociendo la vertiente de la justicia de los Estados Unidos, que es muy distinta a la nuestra.